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Opinión/Manuel Macià

La «manada» de Cala Rajada

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La jueza –jueza – puso en libertad al último de los implicados y los otros compinches aplaudieron la decisión judicial. Una ‘supuesta' violación que no tiene argumentos para mantener a los ‘supuestos' en prisión.

¿Qué ocurre con esos deficientes mentales que cuando ven una mujer deciden poseerla aunque sea a la fuerza bruta? No son los primeros, ni los últimos, ahora se ha puesto de moda violar en grupo y cada día saltan noticias a propósito de la violencia doméstica.

Tener encarcelado un violador, al parecer no sirve ya que vuelven a lo mismo si les dejan en libertad. La gente discute si los de Cala Rajada son alemanes o son turcos. Diría que son animales que no pueden estar en libertad. ¿Qué ocurre si son alemanes? ¿Si son turcos? ¿Si son mahometanos? Parece que los árboles no nos dejan ver el bosque.

Sean del país que sean son delincuentes sexuales cuyos pensamientos aún no están traducidos al castellano. Nuestras leyes no deberían ser tan permisivas con estos individuos. Llevamos tantos años creyendo que la mujer es un objeto que hemos encallecido las ideas.

Si una mujer declara que han intentado violarla es que lo han intentado. Un perturbado ha intentado abusar de ella y no vale decir que estaba borracho, estaba drogado, que era alemán, turco o mahometano. Hasta que los jueces y los policías no se tomen con la máxima prioridad las denuncias, los anormales seguirán campando.

Lo posible habita cerca de lo necesario y debemos recordar que la locura no tiene días de fiesta. Desconfiemos y no contemos jamás a nadie que hemos soñado morir antes de ser asesinados. «¡Estúpida! ¡Estás mal de la cabeza! ¡No sirves para nada!». ¿Les parece edificante?

Estas son frases habituales de los maltratadores. Ruego a los jueces y policías, autoridades civiles, eclesiásticas y militares que presten atención a la mujer que denuncia, pensad que esto también os puede suceder a vosotros. Las mujeres todavía viven en un pantano de aguas estancadas y parece que muchos lo celebran. Con estas leyes, los hijos de perro rabiosos seguirán matando y violando día a día. Perdón, a veces parece que la noción de lo políticamente correcto no vaya conmigo y me cabreo.

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