De entrada, muchas gracias al Periódico de Ibiza y a su director Agusti Sintes por darnos la oportunidad de publicar este artículo. Hay razones, muchas razones, de hecho, sobran razones para este merecidísimo homenaje, que, aunque ha tardado en llegar, no será el último.
Aunque los demoledores números cambian de un día para otro, desgraciadamente con una tendencia al alza, a día de hoy la estadística es sobrecogedora: más de 45.000 sanitarios y socio sanitarios infectados, entre el 20-25 por ciento de los contagiados, más de 70 muertos, de ellos 46 médicos en activo, 10 farmacéuticos y en menor número de todos los colectivos: enfermeros, Tcaes y celadores. Como dice el sindicato USAE, el Covid 19 no respeta y no entiende de categorías. La lista es larga, muy larga y se está haciendo dolorosamente insoportable, incluida en esos más de 27.000 (cifras ficticias) fallecido en España.
La espada de Damocles pende amenazadora sobre todos los sanitarios y hay que seguir consumiendo realidad, por dura que sea, trabajar de sanitario español es un gran riesgo. Es obvio que para morir del depredador Covid 19, es condición sine quanon, haberse infectado previamente y este riesgo los profesionales fallecidos lo han contraído en el quehacer asistencial diario, en muchos casos sin contar con las medidas de protección adecuada. El gran coste en vidas dice mucho de cómo son cuidados los profesionales por el sistema sanitario. Las imágenes de cómo han ido equipados y protegidos los profesionales dañan la retina y es una ulcera permanente en la niña de los ojos de todos los ciudadanos.
Estas imágenes tatuaran nuestra memoria por mucho tiempo. Pero no toca ser reivindicativo en este artículo ya que se impone el doloroso recuerdo del duelo por todas las pérdidas. Es un día de crespones negros en los corazones. Es un día de penas y de luto compartido. Hoy jueves ,14 de mayo es el día elegido por todas las organizaciones sanitarias médicas que componen el Foro de la Profesión Médica integrado por: OMC, CESM, Decanos de Facultades de Medicina, Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina y Sociedades Científicas, Consejo de Especialidades en Ciencias de la Salud y Federación de Asociaciones Médicas Españolas), para homenajear a todos los sanitarios, con un recuerdo especial por todos colegas muertos. Nos hubiera gustado nombrarlos, pero la limitación de este articulo lo hace imposible.
Hoy es un día en el cual todos estamos convocados, no se puede faltar. Hay que estar con la mente, en las redes sociales y en ese acto de duelo-luto colectivo que se escenificará a las 12 de la mañana, con un emotivo silencio, de dos minutos, que será más fértil, evocador y conmovedor que nunca. Silencio compartido en todos los ámbitos sanitarios: hospitales, clínicas, centros sociosanitarios, ayuntamientos, farmacias, administraciones públicas, etc. El duelo y el luto es de todos. Hoy es un día para que nuestra memoria colectiva se activa al máximo y para que las más de 100.000 millones de neuronas trabajen a destajo. ¿Qué ha pasado, que está pasando que esta sangría no para? Dos meses de pandemia y siguen falleciendo profesionales, está claro que el gran coste de vidas dice mucho de cómo han sido y son cuidados los profesionales por el sistema sanitario. ¿Por qué arriesgaron y siguen arriesgando sus vidas? Solo hay una respuesta y está en el genoma de la profesión médica desde tiempos inmemoriales: la relación médico paciente sustentada en: ciencia, con-ciencia y exigencia ética y deontológica, junto a los valores de todos los profesionales sanitarios: vocación de servicio y elevado sentido del deber.
El sistema sanitario ha dado el do de pecho, trabajando en equipo, más unidos que nunca, con un espíritu colectivo nunca alcanzado. He ahí su grandeza y su mérito. No quiero olvidarme y hacer una mención especial a las olvidadas trabajadoras de la limpieza que han trabajado en condiciones muy duras y estresantes Nuestra memoria y nuestro agradecimiento a todos los fallecidos, por su capacidad de sacrificio, generosidad y ejemplaridad. Pero hoy también es el día para homenajear, recordar , mostrarse agradecidos y orgullosos de todos los profesionales sanitarios y no sanitarios, muchos de ellos recuperados tras haber sido contagiados y que son los artífices de esos 131.148 pacientes recuperados.
Este es el mojón esperanzador que debe ser el eje de nuestra resiliencia personal y colectiva futura. La pandemia no ha acabado desgraciadamente y seguro que habrá más homenajes, pero ahora, por todos ellos toca este. El compromiso mostrado en todo momento por los profesionales es la base y la piedra angular de la confianza de los ciudadanos y del crédito social que estos nos otorgan. Hemos estado, estamos y seguiremos estando. A las duras como ahora y a las maduras, las 25 horas del día y los 365 días al año. Ese es nuestro deber: curarlos si podemos, pero siempre consolarlos y acompañarlos. Recuerden la famosa reflexión de Nietzsche: «El que tiene un porqué es capaz de soportar cualquier como», y ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.