Las intrusiones en el derecho a la privacidad de los usuarios siguen a la orden del día. El Senado de Estados Unidos aprobó la semana pasada una nueva ley que permite que el FBI y la CIA puedan acceder al historial de navegación y a las búsquedas por Internet de los usuarios sin orden judicial. Las autoridades no necesitarán probar ni siquiera que el usuario al que quieren espiar está relacionado con algún delito. Esta medida es una clara violación del derecho a la privacidad, que es fundamental para mantener cualquier democracia. Es un paso hacia atrás. La medida puede provocar que se imponga la censura a las personas contrarias al gobierno del país. Este cambio en la Patriot Act llega en un momento en que decenas de millones de estadounidenses están utilizando Internet debido al confinamiento por la pandemia de la COVID-19. Es bajo esta atmósfera donde los poderes están buscando espiar a la población estadounidense.
Los ciudadanos tienen que actuar para salvaguardar sus datos. Es necesario estimular el encriptado de las comunicaciones como sistema de defensa ante este tipo de atropellos de la privacidad. Esta ley tiene como objetivo tener el amparo legal para espiar a todos los ciudadanos de Estados Unidos, incluidos los que usen una red privada VPN. Lo cierto es que Google lleva todo nuestro tráfico a través de HTTPS, y los operadores no conocen nuestras búsquedas si utilizamos unas DNS que no son suyas, o incluso DNS por HTTPS, según el portal ADSLZone. Por tanto, es posible que obliguen a Google a ceder esos datos, por lo que habría que recurrir a DNS que no estén radicadas en el país. Otra herramienta para protegernos es el Navegador Tor, donde el tráfico es bastante difícil de rastrear al ser rebotado por todo el mundo.