Ahora que la mayoría de los indecisos ya han asumido la importancia del turismo tras permanecer confinados dos meses, y ante la falta de alternativas al sector económico que ha permitido que Ibiza y Formentera tengan el nivel económico que tienen, convendría también empezar a ser conscientes de la necesidad de que los beach clubs comiencen a funcionar progresivamente para dinamizar una parte importante de la economía de las Pitiusas.
Los beach clubs reúnen muchas de las características de todos aquellos que reclamaban hace años un turismo de calidad, de poder adquisitivo, de alto valor añadido, y que aportan muchos beneficios a las Pitiusas, especialmente a Ibiza. Por mucho que lo hayan intentado, otros destinos turísticos lo único que han conseguido es crear una mala imitación de los beach clubs, pero la fórmula ibicenca no resulta nada fácil de imitar.
Queda bastante claro que Ibiza no puede prescindir de los beach club, ni de las discotecas, y creer lo contrario es engañar a la gente. Por ello convendría que en esta prueba piloto que comenzó este lunes en Baleares también se tenga en cuenta esta oferta turística, denostada injustamente por una minoría pero que, a pesar de unos pocos, son una seña de identidad de la marca Ibiza.
Y que los ayuntamientos que engordan sus recaudaciones gracias a la actividad que se genera en la costa también dejen de participar gratuita y demagógicamente en estas campañas de desprestigio en contra de los clubs de playa. Cuando antes empecemos a recuperar la normalidad, mejor para todos. Y los beach clubs son parte de la marca Ibiza, que se enfrenta a una de las etapas más duras que se recuerdan por la crisis del coronavirus. Empecemos a asumir nuestras fortalezas y aprovecharlas para que la crisis no sea tan dramática como anuncian los economistas. Las campañas demagógicas ahora mismo no suman.