En política, como en todos los ámbitos de la vida, cuando te pillan in fraganti haciendo lo que no debes, lo mejor es bajar la cabeza, pedir disculpas e intentar ser lo más honrado posible.
Y si los hechos son tan graves como para poner tu cargo a disposición, lo haces y te vas con la cabeza bien alta. Pero la mayoría de los políticos de este país, así como sus responsables de comunicación, tienen la manía de maquillar con medias verdades las situaciones reprochables de sus jefes. Y esto, a veces, acaba en comunicados maravillosos que no hacen sino las delicias de los periodistas en las diferentes redacciones. Tal cual fue el comunicado de Presidencia que se lanzó ayer torpemente cuando empezó a escamparse la noticia de que Armengol se había ido de copas hasta las dos de la mañana desoyendo todas las advertencias de ella misma y su gobierno. Empieza explicando que el 6 de octubre la presidenta «reunió en una cena de trabajo a un equipo de colaboradores para analizar cuestiones relativas a la acción de Gobierno». Traducción: la presidenta se fue de cena.
Continua el comunicado que una vez terminada la cena cada uno se dirigió a sus residencias y, aquí viene lo bueno, de camino a sus casas el conseller Marc Pons, la presidenta y su jefe de comunicación «siguieron la conversación» cuando de repente «encontraron un bar abierto y entraron». Con la mala suerte de que en el momento de abandonar el establecimiento al responsable de comunicación le dio un desmayo «por la ansiedad laboral». Mira no. Que te dé un yu yu por estrés laboral después de haberte ido de cena y luego a un bar de copas es de ser muy desgraciado. Pero que intentes justificar de esta manera tu presencia en un bar a las dos de la mañana cuando les has pedido a todos los ciudadanos de Baleares que no salgan y sean responsables, es de tener la cara de cemento armado. Si encima la Policía intenta acallar toda la situación la cosa ya se vuelve fea. Pero que nos tomen a todos por idiotas, oiga, eso sí que no.