Rafa Ruiz está de suerte, ha conseguido aprobar sus presupuestos con los votos de su equipo de gobierno y, de manera sorpresiva, con el voto prescindible e innecesario de Ciudadanos. En el último pleno, el portavoz municipal de la formación en declive perpetuó la consigna que Arrimadas ha ordenado al partido allá donde no gobierna: acercarse al PSOE.
El equipo de gobierno ha probado su negligencia e incapacidad de manera reiterada para ejecutar el presupuesto, dejando remanentes de entre nueve y trece millones que siguen en la cuenta del consistorio, en lugar de haber sido destinados a los ciudadanos que están sufriendo la dura embestida de la crisis. Esto parece ser irrelevante para los naranjitos.
En un acto de sumisión incomprensible, aprobaron unos presupuestos infumables aceptando las raspas que el alcalde socialista les echó en el tiesto. Rodríguez Poblador consideró que se deben «abrir canales» entre el gobierno y la oposición, pero en realidad lo que consiguió es abrirse en canal.
El acto de sumisión no quedó ahí, sino que incluso llegó a reconocer que «nosotros no iremos por la vía del discurso crítico», reconociendo de tal manera que serían una oposición mansa, dócil y obediente. El que aspiró a conseller no adscrito y se quedó en portavoz municipal se atrevió, incluso, a criticar a la oposición por hacer oposición, un dislate que dejó atónito al personal. Ciudadanos anda vagabundeando en busca de apoyos para aparentar ser útil y por ello no se opone al presupuesto de Armengol y apoya el de Ruiz. El partido ha superado ya la fase de decadencia y ahora está en plena fase de descomposición. Han pasado de ser la bisagra del centro al adorno de los grandes partidos. Que el 2021 les devuelva la cordura. ¡Feliz Navidad!