Durante esta semana se ha confirmado que los diputados autonómicos están muy alejados del drama que viven miles de ciudadanos en Balears. Sus propuestas políticas han provocado en esta ocasión el cachondeo nacional, especialmente la iniciativa de Podemos de utilizar «huevos libres» en los centros públicos que ha registrado en la Cámara autonómica.
Cuando miles de negocios han cerrado, otros varios miles están al borde de la quiebra, multitud de trabajadores llevan casi un año en ERTE y la economía se desploma, a los diputados de Podemos solo se les ocurre pensar en el tipo de huevos que se sirven en los centros públicos.
En el momento de redactar este artículo no me consta que hayan retirado la propuesta y que hayan pedido disculpas a los ciudadanos por su falta de respeto. Si la propuesta de los huevos ha sido el hazmerreír nacional, la proposición no de ley apoyada por PSOE, Podemos y Més per Mallorca para que solo los profesional de la sanidad pública puedan dispensar las vacunas de COVID-19 demuestra que cuando la ideología supera el sentido común y el interés general es que los políticos han desconectado con los ciudadanos. Yo no sé si lo han analizado en algún momento, pero nuestros diputados igual no han pensado que las vacunas las fabrican farmacéuticas con capital privado, al igual que las jeringas. Serian capaces de preferir que caducasen las vacunas a que las pudiesen inyectar profesionales de la sanidad privada o representantes del Ejército.
Sorprende que un partido supuestamente de Estado como el PSOE pueda participar en este tipo de iniciativas tan absurdas y poco oportunas. También espero que en los próximos días los diputados autonómicos renuncien formalmente a ser atendidos por la sanidad privada tal y como les corresponde como trabajadores eventuales del Parlament. Pero eso no ocurrirá.