Una de las cosas que me sorprende gratamente del personal docente es que, un año tras otro, viven el inicio escolar con mucha ilusión, quizás esto sea el reflejo del valor vocacional que requiere su profesión.
Como en otras ocasiones el inicio del curso escolar me recuerda al poema «Viaje a Ítaca» de K. Kavafis (1863-1933) como una analogía del proceso educativo. Se espera que el largo camino sea rico en experiencias y conocimientos, donde no se debe temer a las adversidades porque lo importante es poner el alma en lo que se hace.
Después de tiempos de pandemia y con la implementación de una nueva ley de educación parece que el viaje escolar se presenta dificultoso otro año más. La normativa se plasma fácil en papel pero su aplicación conlleva mucho esfuerzo y sacrificio. El profesorado lleva tiempo adaptando el camino, buscando e inventando recursos para que el trayecto sea lo más prospero posible. Deberán enfrentarse a Cíclopes o al airado Poseidón. En este curso volverán a ser estoicos, dado que regresan los mismos obstáculos en su función educadora. Aún así darán el alma como hicieron el curso pasado y su singladura será exitosa.
Las familias tornan a enfrentarse a su verdadera cuesta de enero en septiembre, retomando el camino después de muchas mañanas de verano, haciendo acopio de mercancías para que sus hijos puedan dirigirse a Ítaca con todos los recursos para aprender de los sabios. Aparecerán sus miedos y temores, pero al mismo tiempo las esperanzas de volver a la normalidad, la travesía necesita del trabajo conjunto entre profesorado y familia. Una buena comunicación entre ambos puede evitar que las tormentas dificulten o desvíen el camino.
Finalmente están ellos, el alumnado, los verdaderos protagonistas y emprendedores del largo viaje, los que se deben enriquecer en el camino y necesitan disfrutar de los conocimientos. También los que más sufren las adversidades en el sendero del aprendizaje para descubrir el significado de las Ítacas. Aún así, nos han demostrado su fortaleza, su capacidad de sacrificio y adaptación. Un valor esencial para continuar su andadura en esta hermosa aventura de la etapa escolar.
En la mano de todos está que el viaje al curso escolar 2022/23 no deje secuelas, que supere a ciclopes y lestrigones para que sea hermoso y grato en conocimientos. «Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias». Buen inicio escolar para todos.
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