A siete meses de las elecciones de mayo de 2023, los partidos comienzan ya a engrasar sus maquinarias electorales para un periodo, el de la precampaña, que se prevé sea especialmente duro. Pero, en épocas como esta, a las realidades se suman los rumores. Despejada ya la incógnita sobre quién será el número 1 del PP en Vila, Rafa Triguero, en los mentideros de la capital isleña se escucha insistentemente estos días que la socialista Elena López dejará su puesto en el Consistorio para acompañar a Josep Marí Ribas Agustinet como número 2 en la candidatura al Consell d'Eivissa.
Desconozco cuánto de verdad hay en el cotilleo, pero sí que es cierto que López mantiene desde hace meses un perfil bajo que nada tiene que ver con su papel en el pasado. Por sorpresa y sin apenas explicaciones, se anunció que dejaba la responsabilidad del cemento para ocuparse de la gestión de los fondos europeos que pudieran llegar al municipio. Un argumento extraño considerando que Rafa Ruiz ya tiene al inefable Vicente Torres Benet para esos menesteres. La concejal y primer teniente de alcalde tampoco ha comparecido en alguna que otra sesión plenaria importante. Así lo vimos en septiembre, cuando, con el argumento de la enfermedad, evitó dar explicaciones ante la oposición por el contrato de Benet y sus éxitos. Y eso que, en teoría, en el Gobierno de Ruiz están encantados con el trabajo de este señor.
Si es cierto que López va a ser la número 2 de Agustinet, yo me alegraré. Creo que, a pesar de sus formas, merece un destino político más agradable que el de apagar los fuegos que enciende Ruiz. Y, sobre todo, merece trabajar en un equipo sin un supuesto Rey Sol que, diuen, diuen, diuen, exige rendición y pleitesía simplemente porque respira.