Ibiza es la meca de la salud pública. No cabe duda que en infraestructuras, en atención primaria, en servicios de urgencias y en condiciones laborales somos un destino privilegiado. No hay médico, enfermero o celador que no sueñe con venir a trabajar a Ibiza. Vivimos en un entorno privilegiado en el que la calidad se vida se impone por la generosa, variada y asequible oferta de vivienda. Se trata, sin duda, de un lugar ideal para formar una vida en familia, ahorrando y pagando unos precios sensatos a los que la inflación apenas ha afectado.
Enfermos de cáncer se muestran agradecidos por la rapidez y la calidad de la atención que reciben. Es significativo que incluso puedan elegir el médico que quieren que les atienda, dado que existe una variada gama de profesionales de entre los cuales poder escoger al más competente. Con todo tipo de aparatos de última tecnología, nuestros pacientes no saben si les atienden en un hospital o en un hotel de lujo. El comentario más común entre ellos es que los llevan entre algodones.
Todo gracias a un gobierno eficaz, que tiene muy presente que el archipiélago lo forman cuatro islas. Es más, diría que los ibicencos estamos sobrefinanciados. Recibimos más servicios e inversiones de los que nos corresponden, en detrimento de Mallorca que se ve ahogada por las imposiciones del variado grupo de consellers ibicencos. Su férrea defensa de Ibiza ha provocado que seamos una isla con una influencia que nos ha permitido tener los mejores servicios de transporte público. Gracias a ello, los pacientes y los sanitarios pueden elegir entre ir al hospital en autobús, tren, metro o triciclo. Esta paranoia es la que deben tener Patricia Gómez y Francina Armengol en la cabeza, de lo contrario no se entendería su dejadez.