El PSOE sufre estos días un escándalo en el que, de nuevo, dirigentes socialistas se la pasaban en grande con cocaína y prostitutas. El caso de Armengol hincando el codo en el Hat Bar a altas horas de la madrugada durante el confinamiento es una minucia comparada con el caso ‘Mediador ' en el que investigan a varios diputados socialistas por presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, falsificación de documentos y pertenencia a organización criminal. Según la investigación, el «Tito Berni» organizaba cenas y orgías con prostitutas que, según él, eran «amigas» en las que empresarios pagaban comisiones por recibir adjudicaciones de contratos públicos.
Mientras este escándalo sacude al país, andan muy alterados con el caso de «la vida islados» por el que Vicent Marí ha pedido dar explicaciones en reiteradas ocasiones. Lo hará pasadas las elecciones, muy a pesar del deseo de las hienas que esperaban usar electoralmente la foto de su declaración judicial. En esta querella artificial de una fiscalía servil, poco fundamento jurídico hay para defender la prevaricación, al disponer de tres informes jurídicos de la casa que avalaron el procedimiento. Cuatro años sin hacer la menor oposición, con este caso como única esperanza electoral, con un ‘Agustinet' que hacía obras ilegales en su casa y estuvo imputado por el caso «Eivissa Centre» y con la sanidad completamente desmantelada, los compañeros de partido del «Tito Berni» todavía se atreven dar lecciones de ejemplaridad. A pesar de la torpeza de un PP que quiso esconder al Presidente y evitar la foto con Feijóo en el escenario (pero no en la mesa), Marí es el mayor activo electoral que tienen en Ibiza y no caerá por la burda campaña urdida por el PSOE y su fiscalía.