Hay gente que no sabe estar, que no tiene educación, que le importa poco la sensación que causa a los demás, si les incomoda o les causa desagrado. No les afecta en absoluto. Es más, para muchos, si causan molestias a los demás seres humanos que les rodean, eso es motivo de regocijo y de íntima satisfacción. Son personas que debieran vivir entre el ganado y ser tratados a coces. Ir al Paseo de la Castellana a abuchear y corear al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, «que te vote Txapote», es una vileza propia de descerebrados y antipatriotas.
El Día de la Fiesta Nacional, en presencia de los Reyes y la Princesa de Asturias, hacer eso no es ofender al secretario general del PSOE, sino faltar al respeto a todos los que participaban en aquel acto institucional y solemne. Es no tener vergüenza ni amor propio. Es ser unos cazurros, incapaces de caer en la cuenta de que por soflamas como esa, profundamente hirientes para las víctimas de ETA, Vox pasó de tener 52 diputados, a tener 33. 19 escaños menos, por cafres. Los tradicionales silbidos, que, por cierto, han sufrido todos los presidentes del Gobierno, no sólo los socialistas, ya eran una falta de educación e irrespetuosos con la solemnidad del acto, corear lo de Txapote es directamente una ignominia. Hay muchas razones por las que la ciudadanía puede estar indignada con Pedro Sánchez y muchas formas democráticas a través de las que expresar su indignación y descontento. Pero hacerlo durante la celebración del Día de la Fiesta Nacional, ante los Reyes, el Gobierno, representantes de los poderes del Estado (incluyendo a Francina Armengol) y los presidentes de Comunidades Autónomas, entre los que estaba Marga Prohens, de la forma en que se hizo ayer, es de lo más repulsivo que se ha visto en los últimos años. Dejen de avergonzar a todo el país, ¡mamarrachos!