El único conseller de Vox en el Consell d'Eivissa, Jaime Díaz de Entresotos, presentó en el último Pleno de la institución una moción cuyo objetivo era instar al Gobierno que preside el popular Vicent Marí a abrir el debate sobre la posibilidad de unificar ayuntamientos, adaptando así la Administración local a los tiempos que vivimos y, sobre todo, a las necesidades de los ciudadanos. Ciudadanos que, al fin y al cabo, son los que pagan, pagamos, para que la maquinaria burocrática funcione y que, en general, no tenemos precisamente un exceso de satisfacción sobre esta. Tal y como era de esperar, ni el PP ni el PSOE apoyaron una propuesta que, además de sensata, no es más que adelantarse a lo que en algún momento en el futuro habrá que, como mínimo, poner sobre la mesa.
Municipalismo y arraigo fueron los argumentos de populares y socialistas para no entrar al trapo de Vox. El primero es más que cuestionable considerando que el Consell es hoy en día no solo el coordinador entre consistorios sino el que paga buena parte de las inversiones que estos realizan. El del arraigo es puro cachondeo viniendo de un partido que no ha tenido problema en pasarse por el arco del triunfo la Constitución, el Código Penal y el arraigo de los catalanes que se sienten españoles para que su líder se mantenga en el poder.
Visto lo visto, ni PP ni PSOE están dispuestos a poner sobre la mesa una cuestión que, como mínimo, merece un análisis serio. Y, en función de sus resultados, tomar una decisión que realmente beneficie a los ciudadanos. Yo tengo claro que un municipio único de 150.000 almas siempre tendrá más peso ante el Estado y ante el Govern que la atomización de ahora. Debatir siempre es saludable y, sobre todo, un ejercicio de democracia indispensable.