El Sistema de Inteligencia Turística del Consell ha publicado un avance de su análisis de datos de la temporada 2024 en el que se ha constado lo que para muchos ya era una evidencia desde hace años: la isla está expulsando el turismo familiar para vivir de otros segmentos mucho más perjudiciales a la hora de encontrar un equilibrio con los residentes. El estudio nos ha costado una pasta pero estamos gobernados por personas que han hecho suyo eso del «dato mata relato» y las «externalidades» y ahí tenemos otra vía por la que se nos va el dinero público sin mucho sentido.
La reacción del Consell ante el dato ha sido pagarle 100.000 euros a Fomento de Turismo vía concurso para «reposicionar la isla como un destino de turismo de familiar». Los fanáticos del dato confiando en algo tan subjetivo, y más en estos tiempos que corren, como la promoción y los sellos.
Miren, el turismo familiar no viene por cosas que todos sabemos. Una conocidísima influencer para mamás, Núria Casas, denunció este verano en sus redes sociales cómo ella y su familia tuvieron que irse de un restaurante en el que les habían indicado que sí había comida para niños cuando no era cierto. Y de regalo tuvo que pagar 17 euros por un botellín de agua. Ahí tienen ustedes una de las explicaciones a por qué el turismo familiar está huyendo de Ibiza.
Las otras también las conocen: beach clubs, camas balinesas, adults only, música electrónica como banda sonora 24/7, oferta raquítica para niños, el caviar, los hoteles discoteca… Y si esto es así no es solo porque los empresarios «de fuera» lo quieran. Igual que podemos limitar el número de vehículos y la movilidad de las personas podemos también decidir qué modelo turístico nos va mejor. Si no se ha hecho, ha sido porque no se ha querido. El dato aquí sí que mata el todo el relato.