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Opinión

Sí, cariño

| Ibiza |

Esa sombra alargada que parece perseguir a algunas fuerzas políticas como el PSOE en la actualidad, una sombra que ni siquiera las luces más brillantes del progreso social y económico parecen disipar. En el corazón de esta tormenta mediática y judicial se encuentra Francina Armengol junto al sonado caso ‘Koldo’, una trama que, lejos de ser una película de intriga, se convierte en novela costumbrista de la política española.

Francina Armengol, conocida por sus habilidades políticas y por ser una de las voces firmes del socialismo español, ahora enfrenta un ojo público que no perdona. El caso ‘Koldo’, que resuena en los pasillos del poder como un eco constante, simboliza más que una simple denuncia de irregularidades; es el síntoma de un problema sistémico que corre como un hilo rojo a través de la historia reciente del PSOE. Sánchez está amordazado por la corrupción galopante de su mujer, su hermano, y ahora «el número 1».

La cuestión no es solo de ética, sino de inteligencia política. ¿Acaso no han aprendido nuestros líderes que en la era de las redes sociales y la transparencia radical, los secretos no permanecen ocultos por mucho tiempo?

Sánchez aguanta pero no está claro que sobreviva a las informaciones de la UCO y del cerco judicial que le señala como capataz de contratos irregulares para la compra de mascarillas defectuodas. Ábalos se contiene, pero la información en torno a los negocios con Delcy y la trama de las mascarillas amenaza con desmoronar a Ferraz.

El manual de resistencia se agota y Sánchez ya no dispone de más excusas. Son tantos los frentes que el equipo de opinión sincronizada ya no alcanza a disimularlos. Sánchez no dará su brazo a torcer y sacrificará sus adeptos con tal de sobrevivir. La película continúa.

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