Hace unos meses, el Ayuntamiento de Sevilla presidido por el alcalde José Luis Sanz (PP), tuvo la genial idea de proponer el cobro de una tasa para visitar la espectacular Plaza de España de la capital hispalense. Para ello, se cerrarán los accesos al emblemático espacio y sólo se permitiría acceder a él tras el correspondiente abono de tres o cuatro euros, que serían destinados a garantizar la seguridad y el mantenimiento de la plaza. Se conoce que hasta ahora, tales aspectos no estaban garantizados. Por supuesto, los empadronados y nacidos en la ciudad estarían exentos del pago; no así el alrededor de cuatro millones de turistas, que dejarían al menos doce millones de euros a las arcas municipales. El anuncio dio paso a una agria polémica, por lo que supone de medida recaudatoria y de privatización del espacio público, al que sólo se accederá pagando. Sin embargo, el alcalde afirmó con rotundidad que la decisión ya estaba tomada, pese a los obstáculos y dudas legales que tan controvertida medida suscita.
Vemos en la televisión pública autonómica IB3 que el conseller de Turismo del Consell de Formentera, Artal Mayans, el único conseller que conforma el ‘equipo de gobierno’ junto al presidente Lorenzo Córdoba, se expresa en estos términos: «Esta gente que viene a Formentera y no paga ni tan solo la ecotasa que ya están pagando los turistas que duermen en Formentera, creo que, como mínimo, una tasa de compensación si no para reducirlo, sí para compensar las externalidades negativas que este tipo de turismo nos deja». El conseller aboga por poner en marcha la medida en 2026 pero sugiere que se podría hacer una prueba piloto durante el verano del año próximo. Nada dijo de los apoyos con que cuenta la ocurrencia, teniendo en cuenta que los dos políticos que gobiernan la isla no gozan del respaldo de ningún grupo en el pleno del pleno del Consell de Formentera.
Según parece, Formentera se considera igual que Venecia, donde durante 29 días al año se cobra una tasa de cinco euros por entrar en la ciudad. No sabíamos que la Pitiusa del sur también corría el riesgo de hundirse y desaparecer, pero había de llegar el día que las autoridades de Formentera propondrían el cobro de una entrada a su parque de atracciones. Será que consideran la isla como si fuera Port Aventura; y ellos son sus propietarios, por supuesto, que pueden hacer lo que se les antoje sin encomendarse a nadie, ni ver si sus ocurrencias son legales y respetan el artículo 19 de la Constitución Española, que, aunque no lo parezca, es la norma capital que debería regir en esta parte del territorio nacional.
«Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional», dice aquel artículo. Pero Artal Mayans no se lo habrá leído ni falta que le hace. Si Sevilla quiere cobrar por acceder a un lugar concreto y Venecia por entrar en la ciudad, Formentera irá más allá y cobrará por entrar en el parque de atracciones, quiero decir en la isla. Y al que no le guste, que no vaya; o que se quede a dormir, pague ecotasa, y entonces ya sí será bienvenido.
No ha meditado mucho el ilustre conseller de cobros turísticos sobre las consecuencias de hacer algo que nadie en España ha hecho jamás, al margen de la flagrante ilegalidad de la ocurrencia. Porque podría suceder que quienes van a la isla a comer o a visitar a un amigo, a familiar lejano, o a oír misa en Sant Francesc Xavier, que por algo es libre circular por todo el territorio nacional donde no gobierna el mariscal Córdoba ni su palanganero Artal Mayans, decidan no ir más. Si es caro venir a Formentera, a ellos les parece que aún lo es poco. ¡Con todo lo que hay por pagar...!
Otro aspecto a considerar sería que Ibiza decida copiar la medida, como se ha hecho con la restricción de entrada de vehículos, y dé un trato recíproco a los formenterenses que pisen Ibiza. Habrán de hacerlo previo pago de la tasa de turista. Veríamos qué tal les sienta probar del jarabe que ellos recetan a los de fuera.
Y yendo un poco más allá, Ibiza podría –y quizás debería– dejar de recibir las toneladas de residuos y desechos que los vecinos del sur no quieren gestionar por sí mismos y endosan a los ibicencos cada año. Si tan independientes y autónomos son, que lo sean con todo.
Tengo para mí que Artal Mayans es tan inepto e incompetente como parece. Y que lanza este globo sonda como una peculiar forma de responder a la manifestación ciudadana que el jueves deploró su gobierno insular y la situación política insólita, kafkiana y sin precedentes. Viendo a dónde están llevando a Formentera, todo cobra sentido.
¿Qué ha hecho el pueblo de Formentera para ser castigado con esta plaga de indignos gobernantes de forma tan cruel y despiadada?