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Opinión

‘To be or not to be’

El portavoz del PSIB en el Parlament, Iago Negueruela, en una rueda de prensa | Foto: PSIB

| Ibiza |

Como vaca sin cencerro. Así andan los socialistas baleares que por la mañana se ponen la capa del decrecimiento y por la tarde te autorizan 115.000 plazas hoteleras. Esta semana no ha sido la mejor para Iago Negueruela, ‘líder’ del maltrecho grupo parlamentario y candidato fallido a la alcaldía de Palma. El que fuera un obediente conseller de turismo patalea ahora para rentabilizar políticamente el malestar por la saturación turística. El desafinado duettino Armengol-Negueruela no sólo permitió ampliar un 15% la superficie de los hoteles, sino que autorizó más de cien mil plazas turísticas. Ni se despeinaron. Pero ahora braman porque Prohens levanta la moratoria de plazas, aumenta las sanciones contra el alquiler turístico ilegal y prohíbe el alquiler turístico en edificios plurifamiliares.

En el PSIB aún tienen que recuperar el rumbo perdido tras el batacazo electoral y decidir que quieren ser de mayores: si se quieren parecer más a MÉS o a los hoteleros a los que sirvieron con docilidad durante su mandato. No se puede estar en misa y repicando. La estrategia de fruncir el ceño, hacerse mucho la víctima y dramatizar cualquier anuncio del ejecutivo de Prohens no parece estar surtiendo efecto, dadas las encuestas que acercan a la de Campos a una mayoría absoluta.

Capear la relación con VOX no está siendo fácil para Sagreras y Prohens. Ese está siendo el verdadero escollo de la legislatura. Todo apunta a que en la izquierda todavía precisan más de una legislatura para recomponer sus liderazgos y ofrecer algo más que ruido a los ciudadanos de Baleares. Si quiere ganarse alguna simpatía, Negueruela deberá dejar de ser el matón del Parlament y elevar el nivel para que alguien (incluso de su partido) simpatice con el conseller que un día aspiró a ministro.

1 comentario

Neus Buc Neus Buc | Hace 7 meses

la política balear: un escenari on l’art de la contradicció brilla amb llum pròpia. Sigui el partit que sigui. És tot un art, aquest de cridar “sostenibilitat” mentre es reparteixen llicències com si fossin xurros. Potser el problema no és que els polítics no tinguin memòria, sinó que confien que nosaltres tampoc en tinguem.

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