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Opinión

Tetris

| Ibiza |

El ingeniero informático ruso Alekséi Pázhitnov creó el famoso Tetris el 6 de junio de 1984, un conocido videojuego de lógica que tomaba su nombre del prefijo griego tetra en referencia a los cuatro segmentos en que se dividen las distintas formas geométricas que conforman las piezas que caen incesantemente desde la parte superior de la pantalla, pudiendo el jugador decidir tan solo su rotación y ubicación para intentar conformar una línea horizontal que desaparece al completarse liberando espacio para facilitar la colocación de nuevas piezas que descienden cada vez a mayor velocidad, debiendo evitarse que se amontonen hasta llegar a lo más alto de la pantalla y termine así la partida. Su versión más exitosa, acompañada de la popular canción rusa Korobeiniki, fue lanzada en 1989 para la Game Boy, lo que no solo lo convirtió en el juego más popular de todos los tiempos, sino en una típica y recurrente expresión con la que hacer referencia al también tradicional arte patrio de hacer encaje de bolillos ante la acumulación inusitada de tareas laborales y familiares que se producirse en nuestra vida cotidiana.

Cada vez queda menos. Ya se vislumbran a lo lejos. Ya llegan las tan merecidas vacaciones de verano, término que no solo dio nombre a la exitosa canción que Fórmula V lanzó en 1985, sino que sirvió de título a la película española estrenada el 6 de julio de 2023, dirigida y protagonizada por Santiago Segura junto a Leo Harlem, en la que se narran las andanzas de dos amigos divorciados que tienen que trabajar en verano como animadores infantiles en un hotel de lujo mientras se las ingenian para atender la custodia de sus hijos ocultos en la zona de empleados del establecimiento hotelero. No les haré ningún spoiler, pero la brillante idea para conciliar la vida laboral con la familiar termina siendo un absoluto desastre. Tengan en cuenta que está próxima la finalización del presente curso escolar y que nuestros retoños van a comenzar a disfrutar de sus merecidas vacaciones de verano con un decalaje importante o inexistente respecto de las de sus progenitores, lo que les abocará a tener que tirar de todo tipo de recursos para hacer un enorme Tetris en el que encajar todas las piezas. Piensen que hablamos de unas once semanas de vacaciones escolares frente a las tres o cuatro de las que con suerte podrán disfrutar los padres en su ámbito laboral.

Es precisamente en este momento en el que emergen como setas las conocidas escuelas de verano, servicio que prestan a tales fines centros e instituciones de toda índole que se publicitan ya desde estas tempranas fechas. Entre ellos los hay de carácter público, con un precio más limitado, como también lo son sus plazas, horarios y actividades. Otros privados, de múltiples configuraciones como ludotecas, centros deportivos, academias de inglés o granjas y con un amplio abanico de posibilidades educativas, deportivas y lúdicas, pero habitualmente con un precio prohibitivo que condena a las familias a tener que apretarse en demasía el cinturón, mucho más en aquellos casos en que la descendencia es múltiple. Ambas opciones están tan solicitadas que como te despistes un poco te quedas sin plaza y, por ende, sin salud mental. En todo caso el agujero en el bolsillo será considerable, y ya saben que, conforme está el panorama musical, no todo el mundo puede permitirse ciertos lujos.

Se puede tirar del tan novedoso teletrabajo, que nada tiene que ver con trabajar viendo la televisión, sino más bien con hacerlo en casa pagándote tú el internet, la luz y hasta la silla ergonómica, y ello siempre que se trate de un tipo de actividad que no requiera de presencialidad. ¿Alguien se cree que se puede trabajar eficazmente en estas condiciones? Bueno, es posible si dispones de un bunker antimisiles y no requieres de una concentración extrema, pues en caso contrario estarás en tu hogar, eso es cierto, pero lo que se dice trabajar, trabajar, más bien poquito. También se puede echar mano de los denominados apoyos familiares, lo que viene a traducirse en los sufridos abuelos ya jubilados y con tiempo libre para aburrir. Pero claro, teniendo en cuenta la cantidad de población no autóctona que reside en nuestras islas, estos familiares se encuentran tan lejos que rara vez se convierten en una opción viable. Como última solución aparece la reducción de jornada e incluso las excedencias, licencias o permisos que, si bien pueden servir para paliar puntualmente la situación, se configuran como medidas que traen de la mano una evidente y notable reducción o supresión de la correspondiente retribución, y no está el horno ahora mismo precisamente para bollos. Ante este escenario no vendría mal que se ampliaran las medidas laborales disponibles para procurar una efectiva y real conciliación, que se incrementaran las ayudas a las familias más necesitadas, se aumentaran las plazas de carácter público, así como los periodos de cobertura, y por las entidades privadas se tratara de no sangrar en demasía las ya devastadas carteras de los sufridos ciudadanos de a pie.

Pero claro, no pueden faltar cuando salen a relucir estos temas los que por voluntad propia o por otras circunstancias no han sido bendecidos con la gracia o desgracia de la descendencia. Sí, esos que duermen a pierna suelta, no tienen que poner cientos de lavadoras a la semana ni formar parte de entretenidos chats de padres. Los que no saben lo que es disfrutar de horas empujando un columpio en los aburridísimos parques que nos rodean y que tan solo dedican sus esfuerzos a pensar donde cenarán o a que garito irán de copas el siguiente fin de semana que ya empiezan desde el juernes. No es que les tenga envidia, ni mucho menos. ¿Quién preferiría poder acostarse tarde dándolo todo y tener el día siguiente libre para dormir transitando entre la cama y el sillón mientras ve series en Netflix? ¿Quién querría dedicar todo su dinero a cuidarse a uno mismo en vez de comprar para tiernas y delicadas personitas miles de prendas de ropa que se quedan inmediatamente pequeñas o ingentes cantidades de productos infantiles a precios de perfume del caro? O tal vez sí, un poco, pero que no se note. En fin, a esos para los que el resto contribuimos a mantener su estatus no se les ocurre otra cosa que soltarte aquello de «no haberlos tenido, ese es tú problema, tú lo decidiste» junto a otras lindezas del género. Nada, nada, que ya nos sacrificamos los demás para que los singles puedan seguir dándolo todo mientras disfrutan de una plácida y cómoda vida sin tener que preocuparse por su jubilación.

Cuenta la leyenda que Alekséi Pázhitnov programó en solo una tarde de trabajo la primera versión del complejo juego del Tetris con una computadora rusa Electrónica 60 propiedad de la Universidad de Moscú. ¡En una tarde! Claro, suponemos que o bien no tenía hijos a los que cuidar mientras trabajaba o, si los tenía, no se estilaba el teletrabajo. Afortunadamente para él tan solo tuvo que crear un simple juego, no ingeniárselas, como muchos padres, para hacer un verdadero Tetris.

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