Puristas del 'ball pagès'

La Federación de Colles de Ball i Cultura Popular de Ibiza ha reaccionado con indignación tras descubrir que dos balladors federados, bailaron ball pagès con indumentaria tradicional en una fiesta tecno, sin coordinación con la entidad ni consulta previa. Los guardianes de las esencias tradicionales recuerdan que el ball pagès está declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial y exigen respeto: «cualquier uso público de estos elementos merece una reflexión previa», porque su identidad simbólica no es un simple disfraz para un espectáculo experimental. Pero, ¿qué tiene de malo el número? Nada. El espectáculo fue respetuoso, sin denigrar ni parodiar la danza tradicional. Los propios balladors aseguran que actuaron sin mala intención y con respeto constante a la tradición. Y el público aplaudió precisamente esa fusión: tradición y contemporaneidad conviviendo sin fricciones. El debate es un clásico: purismo frente a innovación. Pero en una isla que vive de mezclar raíz e innovación, el ball pagès también puede acercarse a un público moderno a través de un escenario contemporáneo. No se trata de banalizarlo, sino de abrirlo. El espectador joven que asiste a una fiesta tecno puede verse sorprendido por la coreografía tradicional y sentirse conectado con lo que ve. Esa visibilidad puede revitalizar el folclore, sin dañarlo. La Federación tiene su función, pero no debe excederse en su papel. Esta iniciativa, aunque polémica, no constituye una agresión cultural, sino una oportunidad de reconocimiento y expansión fuera del formato cerrado de las colles. Se requiere más apertura mental hacia creaciones artísticas que respetan la esencia cultural. Si no se denigra ni se distorsiona, ¿por qué no permitir al ball pagès salir del contexto habitual? La cultura tradicional no pierde valor por verse con otros idiomas musicales: gana aire, vigor y sentido.