La Bella Dorita era una estrella del cabaret catalán admirada en toda España. Durante la época sangrienta de la guerra civil los anarquistas (antes de ser masacrados por comunistas y socialistas al grito de «¡fascistas!») decretaron el salario único e igual para todos. Y entonces la Bella Dorita tuvo una sus salidas geniales: «Muy bien, pues que enseñe el culo el acomodador».
Tal declaración de la Bella Dorita es la mejor lección de Realpolitik y una clara defensa del mérito antes que la dictadura del más bajo denominador común. Entre el culo de la artista y el del acomodador marchaba una diferencia de salario tan estratosférica como su bendita diferencia. Naturalmente ganó la bella, pues en cuestiones cabareteras el sentido común suele imponerse.
El problema es cuando salimos del sano ámbito carnal y transgresor para escuchar las estupideces de los ministros incapaces. Pero ¿de dónde salen tales gaznápiros? En lo único que destacan es en mala leche y una vulgaridad extrema. La política ha creado un mundo paralelo, una especie de metaverso donde se acomodan los que jamás harían nada en la esfera privada (de hecho, nunca lo hicieron; en todo son ridiculums fake). Y cada vez son más y tienen más asesores, lo cual no significa que funcionen mejor sino que el guirigay es mayor.
Actualmente la inflación política es insostenible; la polarización del muro que cacarea la gallina de Paiporta, altamente peligrosa; los impuestos, más crueles que Shylock, y resurgen los nostálgicos que comen con la hoz y el martillo antes que con cuchillo y tenedor. Nos hace falta el seny de la Bella Dorita, un sentido común que ha desaparecido de la clase política, donde manda un chulo de sauna que asaltó el poder.
Ángel TorresLo que si estoy seguro es que los dirigentes actuales que gobiernan este país son completamente inútiles. Pero estoy de acuerdo con usted,tampoco me dan gran confianza la oposición, pero aun así, prefiero un cambio de gobierno. No puedo comprender, como no sacamos ha palos a todos los chupópteros corruptos. Pero eso sí, a los que somos simples trabajadores nos destrozan con todo tipo de impuestos y leyes absurdas, que lo único que pretenden es que agachemos la cabeza y sigamos trabajando, para ellos. España es mucho más que sus políticos corruptos, analfabetos y podridos de odio.