Sánchez no necesita presupuestos

Es deslumbrante la capacidad de Pedro Sánchez de exprimir los presupuestos, aunque sean los de 2023 prorrogados dos veces. Nos hemos dado cuenta de que tampoco es tan importante aprobar las cuentas públicas, porque ¿qué necesidad hay de semejante trance? Toda la vida, si uno aprobaba un anteproyecto de ley de presupuestos, se iniciaba el trámite parlamentario para su aprobación y si no supera la prueba, lo lógico y normal es que se convocasen elecciones anticipadas. Sin el respaldo del poder legislativo a las cuentas públicas, se entiende que el Ejecutivo no tiene apoyo para seguir desempeñando su importante misión. Hasta que llegó Pedro Sánchez, a quien el parlamento le sobra y no le hace ninguna falta, en especial el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Ayer se supo que la OTAN admite que España ha llegado en 2025 al 2 por ciento del PIB en defensa. Hemos pasado de 22.693 millones de euros en 2024 hasta los 33.123 millones en 2025; un 43,11 por ciento de incremento. Y todo eso se ha hecho sin tener Presupuestos Generales del Estado actualizados, ¡ya ves tú qué tontería! Tema aparte es cómo ha conseguido el líder socialista embaucar a la OTAN haciendo creer a los socios de la Alianza Atlántica, en especial a Donald Trump, que fabricar más cantimploras para los soldados y los servicios de emergencia es aumentar el gasto en defensa. Además, mientras el resto de socios del selecto club aumentará su gasto militar hasta el 5% del PIB, España cumplirá con sus compromisos y capacidades únicamente con el 2,1% del PIB. Como es de ver, se trata de una habilidad presupuestaria asombrosa, sobrehumana diría yo. Un milagro muy superior al de la multiplicación de los panes y los peces por parte de Jesús, en la orilla occidental del Mar de Galilea. Y es que tenemos un presidente que no nos lo merecemos. Por eso, allá donde va es aclamado y vituperado, digo vitoreado.