'Ibiza’ by Nacho Cano

El Consell d’Eivissa ha decidido impugnar el registro de la marca Ibiza Paradise, el musical de Nacho Cano que se estrena hoy en Madrid. El argumento es el de siempre: proteger el nombre de Ibiza de un supuesto uso indebido. Sin embargo, cabe preguntarse si la institución insular no está llevando demasiado lejos su celo por blindar un nombre que, al fin y al cabo, no pertenece a nadie porque pertenece a todos. Imaginemos por un instante que un importante escritor decidiese escribir una novela policiaca titulada ‘Ibiza connection’. ¿También se impugnaría eso? Ibiza es un topónimo universal. Forma parte del patrimonio cultural, histórico y sentimental de muchas generaciones y se ha convertido en sinónimo de turismo, música y libertad. Pretender monopolizar su uso en registros de marcas roza lo absurdo. Si seguimos la lógica del Consell, ¿cómo es posible que exista desde hace décadas un modelo de coche llamado Seat Ibiza? El propio éxito de Ibiza radica en que su nombre ha viajado, se ha internacionalizado y se ha convertido en un reclamo en todo el mundo. Eso no se controla desde una oficina de patentes. Al contrario: cuanto más se extiende, más valor adquiere la isla. Frenar su uso legítimo en proyectos culturales y musicales, transmite la imagen de una administración rígida y desconectada de la realidad. Nacho Cano, con todos sus claroscuros mediáticos, es un creador ilustre que quiere narrar la historia contemporánea de la isla en un espectáculo cultural. No parece una amenaza, sino una oportunidad. Si el Consell quiere defender Ibiza, debería centrar sus energías en asegurar la calidad de vida y garantizar vivienda para los residentes. Porque la marca ‘Ibiza’ no se defiende con impugnaciones, sino con políticas para que la gente pueda vivir y trabajar aquí. Pero a veces los burócratas se imponen, invadiendo la vida de todos hasta extremos inimaginables.