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Opinión

Nada de lo ocurrido es novedoso

La carretera del aeropuerto de Ibiza, completamente anegada | Foto: Moisés Copa

| Ibiza |

Ni el desastre o la catástrofe, llámenle como quieran, de la pasada semana, provocados por la tormenta que se ensañó con especial dureza con el municipio de Vila, ni las posteriores declaraciones de los responsables políticos de nuestras administraciones, resultan para nada novedosas. No fue la primera vez que las lluvias se ensañaron con determinadas zonas de la capital de la isla, si bien es cierto que en esta ocasión la virulencia con la que descargo la tormenta sobre el municipio, fue muy superior a la de ocasiones anteriores. Tampoco fue la primera vez que nuestros gobernantes se comprometen a aprobar ayudas, o a ejecutar reformas para evitar nuevos desastres. Vamos que nada ha cambiado.

Ante todo quiero resaltar y aplaudir la colaboración de las diversas administraciones y la inmediata respuesta por parte de todos en las horas y días que siguieron a las lluvias torrenciales y extraordinarias de la pasada semana. Afortunadamente no ha habido que lamentar víctimas, si bien los daños materiales han sido cuantiosos y en algunos casos catastróficos. Ahora bien, una vez aplaudida dicha coordinación y la rápida intervención de las diversas unidades de auxilio, llega el momento también de reflexionar sobre lo ocurrido antes de las intensas lluvias que en cuestión de horas dejaron un trágico panorama de inundaciones.

Lo cierto es que cada vez que cae lluvia abundante sobre el municipio, el resultado es sistemáticamente el mismo. No podemos engañarnos, la catástrofe de la pasada semana es el resultado de una deficiente gestión durante décadas por parte de nuestros gobernantes. Pero lo peor es darse cuenta de que por mucho que se repitan las situaciones catastróficas, parece que no se aprende en lo más mínimo y vemos con preocupación que la reacción inmediata de nuestros gobernantes es la misma siempre.

Me llamaban la atención unas declaraciones del concejal de Medio Ambiente de Vila, hechas despues de la tormenta y en las que decía, «lo importante es volver a la normalidad, ayudar a los vecinos y conseguir que este episodio se olvide lo antes posible». Pues bien, estas declaraciones son el ejemplo más claro de cómo se han venido gestionando las diversas situaciones de catástrofes que las intensas lluvias han provocado en nuestra isla. Volver a la normalidad esperando que lo ocurrido se olvide; esa ha sido la consigna que durante décadas se ha venido aplicando y que claramente se sigue aplicando en la actualidad.

La política de prevención real, sigue brillando por su ausencia. Se sigue haciendo lo de siempre, reconstruir y recomponer lo destruido y quedar a la espera de una próxima y desastrosa nueva tormenta. Mientras, los políticos siguen anunciando cambios en la forma de afrontar el futuro, tanto a corto como a medio y largo plazo, con la idea de conseguir un objetivo que hasta la fecha no se ha sabido alcanzar, evitar próximas inundaciones. La historia se repite una y otra vez, se produce la catástrofe, aparecen declaraciones lamentándolo y se anuncian proyectos de futuro que acaban en el cajón de los olvidos.

Cuándo se decidirán todos los responsables, Ayuntamiento, Consell y Govern a planificar debidamente lo que se vaya a hacer en el futuro, teniendo en cuenta todo este tipo de circunstancias naturales adversas, que por otra parte son sobradamente conocidas y para nada sorpresivas. No existe previsión real en lo que se refiere a la gestión urbanística y territorial que tenga en cuenta que más de la mitad de lo construido en Vila está en zona inundable. No se ha planificado teniendo en cuenta tal circunstancia.

Vamos con un ejemplo de errónea planificación; hace relativamente poco que se ha reabierto el transito normal en la Avda. Santa Eulalia, después de importantes obras de remodelación tanto en la vía como en la zona de fachada marítima. ¿Se ha tenido en cuenta en el proyecto la salida correcta del agua al mar en caso de inundaciones?, está claro que no, ya que todos vimos las imágenes de toda la zona del puerto y Es Pratet de la semana pasada. Pues así es como se siguen planificando, proyectando y ejecutando a día de hoy, tanto en edificaciones como en infraestructuras, de espaldas a la realidad.

Tampoco parece razonable la declaración del director general de Emergencias del Govern, responsabilizando a algunos colegios y padres, por no acatar sus consignas a rajatabla. Posiblemente también debería haber hecho un mínimo ejercicio de autocrítica y reconocer que el mensaje de alerta roja llego demasiado tarde. De nuevo faltó la previsión necesaria y por ende determinadas medidas preventivas. Ese día ya deberían haberse suspendido las clases a la espera de la cantidad de lluvia prevista, evitando con ello los riesgos que unos y otros corrieron. Ayudar y socorrer está bien, pero trabajar en prevención siempre resulta más práctico, razonable y seguro. Toca aprender de una vez por todas y empezar a planificar con más coherencia y sensatez de la aplicada hasta la fecha.
Rectificar es más razonable que persistir en el error.

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