Sorprende que el presidente del Parlament no pueda seguir en el cargo en el momento en que se convierte en diputado no adscrito y, en cambio, en el Consell de Formentera no hay ningún obstáculo para que Llorenç Córdoba siga al frente de la institución. Que un presidente que ha sido expulsado de su partido pueda seguir en el cargo de máxima representatividad es una anomalía democrática inadmisible y convendría solventarlo de cara al futuro. En el Parlament sí está regulado, pero no en el resto de instituciones. Convendría revisarlo de cara al futuro.
Los nuevos políticos quieren ganar más dinero en las instituciones
Hace unos meses se supo que Llorenç Córdoba quería ganar más dinero de su grupo parlamentario porque no le basta los tres sueldos públicos que cobra. Ahora también ha trascendido que los diputados díscolos de Vox pretenden gestionar los ingresos que llegan al grupo parlamentario para el funcionamiento interno. Por lo que se ve los nuevos políticos tienen un objetivo muy claro: cobrar más de las instituciones. Les da igual si tienen que irse de sus partidos o son expulsados. Lo importante es hacer caja y de forma rápida.