La decisión del Govern de intervenir en los precios de los menús que se sirven en la UIB para limitar lo que pagan los estudiantes en las cafeterías es una buena medida. Evita una escalada de precios que se ha vivido en los menús cotidianos. Una vez dado el paso en la enseñanza superior, no sería mala cosa que la Conselleria balear de Educación prestara atención a cuánto pagan las familias por determinados menús escolares en otras fases educativas, cuyo coste ha subido de forma notable en los últimos años y que, también afectan a miles de familias, con menos alternativas que en la UIB.
Tras el menú de la UIB, el Govern debería vigilar los precios en los colegios
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