Montar el belén es de las prácticas más tradicionales y características de la época navideña. Para Serafín Grivé, vecino de Sant Jordi, ya es una práctica «obligatoria» cada vez que se acerca la Navidad. «En casa si no hay belén, no hay Navidad. Desde mis nietos a mis hijos, todos me preguntan cuando se monta este año», señaló Grivé.
En este sentido, este ibicenco asegura que su pasión por el arte de esta recreación histórica viene «heredada» de sus padres y que a los 14 años ya montaba sus propio belén. «Todavía conservo algunas figuras que utilizaban hará unos 70 u 80 años atrás», puntualizó.
Según Grivé, el belén de este año, que cuenta con varias escenas diferenciadas, alberga multitud de figuras y detalles en un montaje que ha durado alrededor de un mes y en el que ha trabajado él solo. «En verano empiezo a pensar qué me hace falta para el belén y qué tengo de otros años. Normalmente empiezo el 15 de noviembre», explicó el vecino de Sa Carroca.
Foto: Arguiñe Escandón.
Asimismo, asegura que cada año va «innovando» a la hora de crear el belén y que la tradición de Ibiza está presente en muchos paisajes y construcciones. «Empecé haciendo las feixas de Talamanca, después pasé a hacer casas payesas de Ibiza. Este año me he inclinado por utilizar arena, madera y cola como materiales, haciéndolo un poco más difícil», explicó. En cuanto a la «pintura» que utiliza en fachadas de las casas, Grivé tiene su propio secreto: el vino. «El color crema se consigue macerando vino junto a tornillos oxidados», señaló.
Como es de esperar, el impresionante belén de este vecino de Sant Jordi es una atracción para toda la familia y amigos, que año a año esperan con ansias el momento de ver la nueva creación de Grivé. «Si ven que no empiezo a montar el belén, mi familia y amigos me presionan», comenta entre risas. Además, este belén tiene «sorpresas» para que los más pequeños se diviertan buscando. «Cuando vienen mis nietos con sus amigos les hago buscar el ratón escondido y el caganer», finalizó.