Poco antes de las 12.00 horas de este lunes los vecinos de Sant Joan de Labritja se concentraron en la plaza de la Iglesia para celebrar su patrón después de la Nit de Sant Joan. Bajo el calor muchos de los habitantes comenzaron a buscar alguna sombra para poder esperar al comienzo de la misa, mientras que otros decidieron entrar ya para tener su sitio en este templo. La eucaristía fue oficializada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas.
Para este día tan especial se acercaron algunas autoridades, como Vicent Marí, presidente del Consell d'Eivissa, Tania Marí, alcaldesa de Sant Joan, o Marcos Serra, alcalde de Sant Antoni. Sobre las 12.20 horas, con un retraso de 20 minutos, sa Colla de Labritja comenzó a sonar los instrumentos para entrar a la iglesia, que estuvieron seguidos por las instituciones. Una vez terminó el repic de las castanyoles, el tambor y la flaüta, sonaron cantos eclesiásticos para que entraran los miembros religiosos.
Un día de celebración
Toni y Toni son dos vecinos de la localidad que decidieron subir un año más a conmemorar este día. Y uno de ellos celebró aún más este día porque coincidió con su cumpleaños número 82, por lo que fue una fecha bastante señalada en su calendario. «Las fiestas las respetamos mucho. Es un día muy bonito porque nos juntamos todos», comentó uno de ellos, antes de que diese comienzo la eucaristía, quien añadió lo siguiente: «La gente ya no acude tanto como antes, porque antes esto era un polvorín. Ahora va más a su aire y la gente que seguimos viniendo la verdad que lo adoramos».
Una vez concluida la misa, tanto vecinos como instituciones, cargaron los santos para realizar la procesión que dio la vuelta por todos los alrededores de la plaza de la iglesia.
«Nosotros siempre intentamos preparar este día con mucha ilusión, porque es el día del pueblo. Cuando cae en fin de semana es más sencillo organizarlo, pero ahora han venido muchos estudiantes que están fuera que han venido con muchas ganas de estar aquí», afirmóLali Escandell, integrante de sa Colla de Labritja desde hace cuarenta años, tantos como tiene la agrupación, por lo que ha visto cómo ha evolucionado.
Una vez concluida la procesión, la Colla realizó una muestra de ball pagès, donde participaron desde los más veteranos hasta los más pequeños que han comenzado hace poco. Durante la ballada se celebró también el tradicional reparto de orelletes, bunyols, vino y refrescos. Los asistentes también pudieron disfrutar de una exposición en conmemoración de los 40 años de sa Colla de Labritja.