El alumnado de FP Básica de Cocina puso punto final este viernes al curso con un proyecto que combinó gastronomía, literatura y vídeo, centrado en el atún rojo balear y la cultura japonesa. La iniciativa partió de una de las profesoras del grado, quien tras una beca Erasmus en Japón quiso aprovechar su experiencia para transmitir a sus alumnos la riqueza cultural del país.
Durante toda la semana, el grupo trabajó en la elaboración de un menú tipo ‘bento’, que es la clásica caja japonesa para llevar con una variedad de platos, al estilo ‘take away’. El atún rojo fue la pieza principal de la propuesta. Los alumnos aprendieron a realizar cortes tradicionales españoles y algunos muy específicos de la cocina japonesa, para luego preparar platos como tataki de atún, sushi prensado al estilo Osaka, makis y una ensalada de algas con fideos de arroz.
Los estudiantes tuvieron que poner en práctica técnicas de confitado y encurtidos japoneses, como el ‘sunomono’. Todo el menú fue diseñado pensando en la variedad y el equilibrio típico de un ‘bento’, y también con la intención de mostrar a los alumnos un acercamiento diferente a la cocina tradicional mediterránea. «Nuestra tutora fue hace muy poco a Japón, le gustó mucho la cultura de allí y propuso hacer el menú. La verdad es que es una iniciativa muy chula. Estos talleres son guays», explicó Arón, uno de los alumnos.
Además, el proyecto tuvo un componente literario gracias al departamento de Lengua Castellana. Los estudiantes aprendieron sobre el haiku, el poema japonés breve que captura momentos o sensaciones de la naturaleza en tres versos. Después, crearon sus propios haikus relacionados con el mar y la pesca, que junto a un poema de la escritora María Villangómez Llobet se incorporaron en el diseño de las cajas donde se presentó la comida. «Fue interesante porque el haiku es muy breve, pero habla mucho de la naturaleza, algo que también conecta con la pesca del atún», explicó el profesor de literatura Salvador Ortiz.
Para envolver las cajas usaron periódicos auténticos traídos de Japón, y cada caja llevaba el haiku impreso en cartulina para que la gente lo leyera.
El departamento de Imagen y Sonido también participó en la iniciativa, registrando todo el proceso en fotos y vídeos, para documentar la experiencia y ofrecer una mirada audiovisual que completa el proyecto multidisciplinar.
Por último, unas 50 cajas ‘bento’ se vendieron dentro del instituto, entre profesorado, alumnado y personal. «Al principio tenía pocas expectativas, pero los talleres me han motivado mucho», confesó Aron.