Agentes del Seprona y de Medi Ambient peinaban ayer por la mañana el punto de inicio del tercer incendio de Cala Saona, sito casi al lado de la carretera en su confluencia con el camí de Punta Rasa. De momento todo está bajo investigación y en una especie de secreto sumarial que hace imposible conseguir información alguna sobre la autoría del fuego, sea esta por la causa que sea, aunque a nadie se le escapa que tres incendios en tan poco tiempo es una situación más bien anómala. «Obviamente, levanta sospechas que tres incendios se hayan producido en el mismo sitio», afirmó Vicenç Vidal, titular de la cartera balear de Medi Ambient en una visita al puesto de control acompañado del president Jaume Ferrer y de su homóloga en el Consell Daisee Aguilera. También desde Ibanat, y en voz de Fèlix Sanjuan, su técnico en las Pitiüses, se destacaba que «no es normal encontrar tres incendios en el mismo punto. El primero fue a causa de un cuadro eléctrico, el segundo fue por alguna actividad con fuego, aunque no se apreció intencionalidad. Ahora en este tercero se está investigando, pero esto es cuestión de los agentes de Medi Ambient y Seprona».
Durante todo el día, un dispositivo de 31 personas más dos autobombas estuvieron refrescando el terreno para dar el fuego probablemente por extinguido este mismo jueves. A primera hora de la mañana de ayer no era raro ver aparecer pequeñas columnas de humo e incluso alguna llama furtiva presta a ser apagada por alguno de los efectivos.
Normalidad
A inicios de la tarde todo aparecía más calmado, los vecinos de las tres casas mínimamente afectadas por las llamas limpiaban paredes y barrían las cenizas de los suelos y las cigarras repartían su estridente sonido por un bosque ya sin alma.
En lo que va de temporada, en toda la comunidad autónoma se han producido unos 60 incidentes con fuego. Algunos de ellos han derivado en incendios devastando unas 70 hectáreas de terreno. No deja de ser curioso que un 40% de estas hectáreas calcinadas se localicen en Cala Saona y en Formentera, la isla más pequeña del archipiélago. La menor de las Pitiüses, pues, ostenta este verano el triste privilegio de ser la isla más afectada por el fuego aún y su exiguo tamaño, cosa que hace más terrible la afectación de las llamas.