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El hostelero afectado por el ‘simpa' de 416 euros aboga por que su denuncia sirva de precedente

Un comensal italiano de 46 años fue detenido tras negarse a pagar una cena

Juan Yern, propietario de Es Molí de Sal, muestra la cuenta del italiano que se negó a pagar la cena.

| Formentera |

Sorpresa y estupefacción definen a la perfección lo que sintieron el propietario de Es Molí de Sal, Juan Yern, y su equipo el pasado miércoles 17 de julio, después de que uno de sus clientes pretendiese abandonar el restaurante sin pagar tras haber gozado de una cena de 416 euros.

«Llegó un señor solitario, esperó a que le tocase su mesa, se sentó y empezó a pedir, y pedir mucho», relató Yern. Tras una prolongada cena repleta de los mejores productos del restaurante –fritos, marisco, cervezas cafés, licores…-, ya en el momento de cerrar, los camareros le trajeron la cuenta y fue cuando sin ningún tipo de pudor dijo: «No tengo dinero».

«No es que no quisiese pagar, es que no tenía ni tan siquiera dinero», comentó el propietario que, acto seguido, no dudó en llamar a la Guardia Civil. G.M., italiano de 46 años, fue detenido entonces, acusado de un delito de estafa, ya que la factura superaba los 400 euros. De hecho, esta infracción está penada con penas que pueden ir de los seis meses a los tres años de prisión.

Según informó la Guardia Civil, el individuo pasó la noche arrestado y posteriormente trasladado a Ibiza para ser puesto a disposición judicial. Posteriormente, el detenido quedó en libertad con cargos tras declarar ante la titular del juzgado de Instrucción número 1 de Ibiza, María Luisa Bustillo, en funciones de guardia. Y a día de hoy Juan Yern no sabe qué ocurrirá con el peculiar comensal ya que, según declaró, todavía «no me han dicho nada, no me han respondido».

El propietario de Es Molí de Sal aprovechó el suceso para hacer un llamamiento a la responsabilidad del resto del gremio en casos similares a este. «Que la gente no tenga vergüenza, ni miedo y denuncie estos casos, tanto en hostales, como bares o chiringuitos, porque es una vergüenza», declaró. Según comentó, en su restaurante casos como éste no son usuales, pero en ocasiones sí se repiten en otro tipo de establecimientos, «y muchos no denuncian para no armar un escándalo, porque a la gente le va bien y no quiere montar un follón». En este sentido, abogó por acudir siempre a la Guardia Civil, «que para esto están».

«Esto nos afecta mucho, tanto a mí como al personal, porque es muy desagradable», añadió. Desde su punto de vista, «en Ibiza y Formentera nos ganamos el sueldo en tres meses y no podemos admitir que nadie nos venga así, de esas maneras».

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