«Con muchas ganas de volver a la nueva normalidad y de ver a nuestros clientes de toda la vida». Así afrontó ayer por la mañana Paco Herráiz la apertura del Kiosko 62 en la Platja de Migjorn de Formentera después de que el Consell de la Pitiusa menor aprobara el lunes la apertura de los kioskos de playa durante la fase 2 de la desescalada.
Tras 70 días cerrados la apertura era muy deseada pero lo hizo, como insistió Herráiz a Periódico de Ibiza y Formentera, dentro de esa nueva normalidad «que implica muchos cambios en la manera de vivir y relacionarnos con los demás». Por lo pronto y atendiendo a las exigencias del Ministerio de Sanidad para evitar contagios por coronavirus se han colocado geles desinfectantes, se desinfectará todo el local cada cierto tiempo, se atenderá siempre con guantes y mascarillas y, como gran novedad para esta temporada, «las bebidas se servirán en vasos compostables de un sólo uso en lugar de los biodegradables de otras temporadas».
Además, a la barra de Kiosko 62 unicamente se podrán acercar un máximo de dos personas y solo será para pedir y bajo ningún concepto podrán quedarse tomando algo allí. Afortunadamente, tal y como aseguró Paco Herráiz «esto en los kioskos de playa no afecta tanto porque la gente lo que quiere es tomar algo con los pies en la arena y nosotros tenemos a cada lado del local unos 150 metros de una playa preciosa».
Tres empleados en ERTE
De momento, empezarán trabajando en el espacio tres personas, Herráiz, su mujer y concesionaria del kiosko Elizabeth Valladolid, y un trabajador que han rescatado del ERTE que se vieron obligados a hacer. Los tres, se someterán a test rápidos cada semana para comprobar que todo va bien y el coronavirus no ha llegado a sus vidas.
Después, si todo va bien y el negocio empieza a funcionar, la intención de sus dueños es recuperar cuando se pueda a otros dos empleados que aún quedan en este expediente de regulación temporal. «Tenemos que ir día a día, ser conscientes de que todo esto ha cambiado mucho, pero ahora hablar de futuro sin saber la rentabilidad que le vamos a sacar al kiosko con las nuevas medidas obligatorias para contener el coronavirus todo es muy complicado».
En este sentido, Herráiz fía buena parte de esta temporada a la población de Formentera. «Aunque somos relativamente nuevos en el tiempo al llevar solo ocho años abiertos, nuestra filosofía siempre ha sido la de crear un espacio que recuerde a la Formentera más auténtica, la de los años 80, y creo humildemente que lo hemos conseguido porque nuestros principales clientes son gente que reside todo el año en la isla y trabajadores que vienen a hacer la temporada», confirmó.
Por eso el dueño de Kiosko 62 no cree que le vaya a influir tanto la llegada o no de turistas. «Somos únicamente ocho los kioskos que hay abiertos en Formentera, y somos completamente distintos a los beach clubs que hay en Ibiza, porque al menos en nuestro caso nunca hemo buscado la aglomeración y las hamacas y siempre hemos apostado por el menos es más».