Esta tarde tendrá lugar una nueva conferencia en el marco del ciclo de Charlas para familias y docentes, organizada por el área de Bienestar Social del Consell de Formentera. En esta ocasión, la psicóloga Cristina Torres Costa (Ibiza, 1983) ofrecerá la conferencia Quan educam en positiu, tots hi guanyam! a partir de las 17.00 horas en la sala de plenos del Consell de Formentera, al lado del centro de día. Se debe reservar asistencia llamando al 971 32 12 71 y se ofrece un servicio de acogida para niños a partir de tres años con uso obligatorio de mascarilla.
‘Educar en positivo', que fácil de decir y qué difícil de hacer…
-Tiene razón, suena muy fácil, pero de fácil no tiene nada y es una de las primeras cosas que siempre comento. Si aplicamos pequeñas estrategias en la educación de nuestros hijos y tenemos un enfoque un poco más positivo y resolutivo vamos dando pasos positivos y, aunque no es fácil, no es imposible. En este sentido, lo que más nos anima a seguir son los resultados.
¿Qué entendemos por ‘educar en positivo'?
-Lo que invitamos a hacer a las familias que deciden optar por educar en positivo es hacer un cambio de gafas. Sabemos que la atención es selectiva y tendemos a centrarnos más en los comportamientos negativos que queremos corregir y nuestro modelo opta por todo lo contrario; en lugar de dar relevancia a los aspectos negativos que nos gustaría cambiar proponemos poner en valor los aspectos que entendemos como positivos y reforzarlos. Cuando le damos importancia a los comportamientos positivos, estos crecen, se repiten con más frecuencia y las probabilidades de que se conviertan en habituales aumentan de forma considerable. Eso es claramente positivo para todos, tanto para los niños como para nosotros.
Entonces, ¿qué hacemos cuando nuestros hijos intentan llamar nuestra atención con comportamientos negativos?
-Sugiero algo que, a veces, cuesta un poco: ignorar. Evidentemente, todos no se pueden ignorar, pero hay muchas veces en las que nos centramos mucho en corregir y en muchas ocasiones dejando pasar este tipo de cosas, al no darles importancia, no se reproducen. Al modelo, aparte de centrarnos en lo positivo, hay que sumarle una serie de estrategias como, por ejemplo, comunicarnos de manera respetuosa, escuchar a nuestros hijos, intentar ser empáticos, entender el momento evolutivo en el que se encuentran... Hay muchos aspectos que son totalmente naturales y que deben suceder. Un niño de dos o tres años es normal que tenga berrinches; podemos intentar prevenirlos, pero es natural que sucedan. Este modelo intenta ser muy comprensivo en todos estos aspectos.
Está claro que cada niño es un mundo, educar de forma generalizada, puede tener sus riesgos…
-Todos somos únicos e irrepetibles y merecemos respeto y tenerlo en cuenta evidentemente, pero también tenemos muchos puntos en común. Se trata de encontrar el equilibrio.
Nuestros hijos, como los adultos, se han encontrado con una situación insólita hasta el momento: una pandemia mundial. Esto ha cambiado muchos aspectos educativos y de comportamiento. ¿Cómo se positiviza una situación así?
-Yo trabajo haciendo talleres emocionales y uno de los aspectos que nos hemos ido encontrando en los últimos meses ha sido que los niños manifestaban que tenían mucho miedo. Frente a una situación de amenaza, de un virus, de una vivencia extraordinaria, están reaccionando de manera muy natural, con miedo, como lo hemos hecho los adultos. En este momento es necesario escucharles, acompañarles y explicarles que es normal que se sientan así. Esta situación no se puede positivizar, pero sí se debe normalizar y hablar de lo que nos da miedo y de lo que podemos hacer para prevenirnos.