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Identificar las aves para su recuperación

El anillamiento de especies tiene en Eivissa un mirador excepcional para preservarlas en el futuro

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El anillamiento es una técnica de ornitología consistente en incorporar un instrumento identificativo a las aves con el objetivo último de su recuperación, a través de averiguaciones acerca de la mortalidad, longevidad, muda o biometría. De los datos obtenidos por dicha operación se derivan estudios significativos en torno a movimientos migratorios, hábitats o factores individuales que significan su conservación.

Basten dos ejemplos: se pudo averiguar como un joven de golondrina común marcada en el Delta del Ebro (Tarragona) había recorrido 7.176 kilómetros en su viaje otoñal cuando fue encontrado en el río Boteti (Botswana) o el rescate de un ánade real 27 años, 7 meses y 10 días después de su anillamiento.

Para ello es necesaria la previa elaboración de dos fichas, una in situ, denominada hoja de campo y otra que se incorpora a una base informática. Toda esta información se envía a Madrid donde la gestiona la SEO (Sociedad Española de Ornitología) a nivel nacional y de ahí a Bruselas para el intercambio de todos los países comunitarios. De ahí surgen proyectos supranacionales como es el caso del «Picole Isolé», en el que también interviene Francia, coordinado desde el 91 por Italia y en el que se recopilan apuntes para posteriormente extraer conclusiones conjuntas entre los estados mediterráneos participantes.

El año pasado se anillaron 896 pájaros, de 66 grupos diferentes, cifras que se incluyen en las 6.500 aves de 108 especies distintas que suponen el cómputo desde el 92 en que comenzaron las campañas. Gorriones, jilgueros verderones o verdecillos son los más comunes, siendo un área de paso para especímenes muy curiosos, dada la estratégica posición geográfica de las Pitiüses. Las capturas se efectúan con varios métodos, los más usuales son la red japonesa (una maya de nylon invisible e indolora) y los cepos mayas (globos de alambre de unos 50 centímetros de diámetro. En España se anillan anualmente cerca de 160.000 y se suelen obtener unas 3.500 recuperaciones. El éxito de muchos programas científicos llega a depender de ellas. Pero la principal contribución es la perpetuación de un medio lleno de color gracias a su diversidad.

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