Isabel y Paco tuvieron en Nochevieja el mejor de los regalos. Un presente que pesó tres kilos 640 gramos, con unas preciosos ojos claros y que apenas tardó cuatro horas en venir al mundo, concretamente a las tres menos siete minutos de la madrugada. La felicidad de esta pareja procedente de Andalucía, pero residente en Eivissa desde hace más de una década llega por partida doble, por un lado las escasas complicaciones del parto y de otro, la comprensible felicidad ante la llegada del nuevo miembro de la familia.
Incluso Irene ha recibido a su nueva hermana -de nombre Patricia- con alegría y promueve la idea con tan sólo ocho años de que se parece a ella, una opinión que no comparten otros ya que se disputan la similitud su abuela y padres. Al margen de tradicionales controversias, la habitación del Hospital Can Misses era ayer un auténtico hervidero donde amigos, médicos y medios de comunicación se disputaban las primeras y curiosas miradas de la recién llegada.
Mientras, su madre trataba de asimilar todos los acontecimientos en apenas unas horas en las cuales su niña pasó de ser una acontecimiento individual a ser atención de toda una isla. Por una vez, no tomar las uvas, «justo acabábamos de empezar a cenar cuando se iniciaron los dolores» señala, les trajo algo más que suerte. Cincuenta y dos centímetros llenos de vida que no paran de sonreír es, sin duda, una buena excusa para agradecer esta forma de empezar el año. Insuperable.