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Donde nadie llega

El grupo de rescate de Bomberos supera las barreras naturales en su trabajo diario

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Nacieron hace seis años aunque el entrenamiento continuado se desarrolla desde hace cuatro. El grupo de rescate de los bomberos de Eivissa, formado por siete miembros es el único equipo de especialistas que existe en el cuerpo insular en la actualidad. Julián Vega, José Luis Covarrubias, Jesús Menéndez, Antonio Sáenz, Marcos Roig, José Domingo Pérez y Juan José García combinan las bases de la Espeleología y la montaña con conocimientos de física, ingeniería e incluso psicología. Apenas ha variado la composición inicial del conjunto por lo que la cohesión y la compenetración de sus miembros es total, al igual que ocurre con el resto de las Fuerzas de Seguridad con las que colaboran en las diferentes llamadas de alarma en las que coinciden.

Las misiones en las que intervienen son numerosas y muy variadas, lo que requiere una amplia formación y un material específico en el que se incluyen los últimos avances. Existe una premisa básica: la seguridad. Para ello se realizan análisis preliminares del terreno o la roca y se plantean diversas estrategias hasta decidir la más idónea.

Sus peores momentos los viven cuando deben hacer frente a los avisos de rescates y accidentes: «No sabemos con lo que nos vamos a encontrar», señala el instructor, unos nervios que combaten, tal y como afirma el jefe del servicio, Miguel Sevilla, «a base de actuaciones y salidas».

Fue precisamente el sargento Sevilla uno de los promotores e impulsores de este combinado al hacerse cargo del Parque, cuya importancia se justifica en cifras -más de veinte intervenciones durante el año pasado- y vidas humanas.

Un empuje que se realiza de modo paralelo al del resto del país donde cada vez abarcan un mayor número de operaciones: «La idea es asimilar las prácticas al ámbito urbano» y, de hecho, han tenido más de una oportunidad de demostrarlo. El derrumbe de una plataforma de ascensor cuando dos operarios trabajaban se solventó satisfactoriamente gracias a la eficacia de estos profesionales, cuya edad oscila entre los 29 y los 41 años, que se deslizaron por el hueco del montacargas.

En su mente hay recuerdos difíciles (como la recuperación de los cadáveres del joven que realizaba parapente en Cala d'Hort el 26 de diciembre pasado o el de un naufrago que estuvo a la deriva casi dos semanas y cuyo cuerpo se encontraba en avanzado estado de descomposición) y muchas alegrías, la última de ellas hace tan sólo unos días con el rescate de una pareja que quedó atrapada en un acantilado en es Vedrà.

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