Además de recordar el ciclo del agua, con su evaporación, ciclo de lluvias, etc., y que el espacio que ocupa este líquido elemento en el planeta representa las tres cuartas partes del mismo, los alumnos de 5º de Primaria del Colegio Sa Blanca Dona, conocieron «in situ» todo el proceso de recogida y tratamiento del agua potable que consumen a diario. Los 50 escolares inauguraron la campaña escolar de ahorro de agua diseñada desde la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Eivissa, que acercará a 10 centros escolares hasta el próximo martes a la desaladora, depósitos de Sogesur y depuradora de la ciudad.
Los escolares disfrutaron desde el primer momento con la experiencia en la que participaron la técnica de Medio Ambiente del Ayuntamiento, Paz Hernández, y el técnico de Jardines, Juan José Cerdán, quienes dieron una pequeña charla a los escolares antes de iniciar las visitas a los distintos puntos del proceso de tratamiento de aguas. Las explicaciones de la técnica municipal, que se acompañan de unos cuadernos didácticos para que los pequeños realicen una serie de ejercicios, ideas y redacciones sobre el consumo y cuidados del agua, sirvieron para hacer hincapié en la importancia de este líquido como elemento vital, y la necesidad de utilizarlo de forma racional contaminando lo menos posible.
Tras la introducción teórica, los estudiantes fueron obsequiados con gorras con la mascota de la campaña, y, acompañados de sus tutores Pedro Delgado y María Antonia Roca, y los técnicos municipales, iniciaron la visita a la planta desalinizadora de Eivissa, donde les explicaron el procedimiento mediante el cual el agua de mar se trata hasta conseguir que sea apta para el consumo y uso doméstico, siguiendo un proceso de filtrado y tratamiento con cloro y cal. El siguiente punto del circuito acuífero les llevó hasta los depósitos de Sogesur, donde después de una agradable caminata los alumnos escucharon atentamente la explicación del técnico de las instalaciones, quien les reveló que los depósitos tienen una capacidad de 25.000 metros cúbicos, o lo que es lo mismo, 25 millones de botellas de agua. La visita al laboratorio, lugar en el que se analiza el residuo seco del agua para conocer su calidad, fue otra de las paradas obligadas.