El Paseo Vara de Rey agrupó ayer al mediodía a unos peculiares demonios masticando sus propios tridentes; duendes bondadosos de medio metro; una tribu de indios diminutos con aspecto inocente e incluso una decena de polluelos balbuceando palabras. 50 chavales desde los cuatro meses a los cinco años de edad realizaron una rúa alternativa que contó con los mismos ingredientes que la oficial que se celebrará esta noche a partir de las siete y media: vistosos colores, un público entregado, disfraces artesanales y unos protagonistas de excepción.
El recorrido se prolongó durante al menos una hora en el trayecto que transcurría de Vía Púnica a s'Alamera, pasando por la Avenida de España, calles en las que contaban con aplausos improvisados de los viandantes y sonrisas de complicidad.
La guardería Didets continúa de este modo fiel a una tradición que se remonta 25 años atrás desde su fundación e hizo de las celebraciones de Carnaval la excusa perfecta para que niños y mayores disfrutaran de una jornada alejada de la rutina. Las aulas sirvieron únicamente como vestuario dejando atrás las clases, al menos, hasta el lunes.
Padres, profesores y alumnos se unieron en un contexto inusual de diversión mientras los flashes de las cámaras de los progenitores se centraban en sus retoños, mas preocupados por no perder rabos ni plumas que por atender a los objetivos que les apuntaban.