Ciento ochenta y cinco estudiantes del colegio de las Trinitarias de Sant Antoni participaron ayer en una jornada escolar en la que, mediante una peregrinación simbólica desde el centro de Eivissa a la catedral, y una eucaristía, festejaron su particular año jubilar. «Aunque no hayamos podido viajar a Roma -comentaba Enrique- es una oportunidad para estar con los amigos y con Dios». El nacimiento hace 2.000 años de Cristo fue la excusa perfecta para convertir la reunión en motivo de celebración a lo que hay que añadir el hecho de que por dicha causa, los jóvenes de primero, segundo, tercero y cuarto de ESO estuvieran exentos de clases.
El obispo de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, encargado de oficiar la misa, (ayudado por el delegado de medios diocesano, Josep Lluis Mollá) recordó a los presentes, en un tono adaptado a la audiencia, la significación religiosa del encuentro y les animó a participar en él con el espíritu adecuado. El sermón pronunciado por la máxima autoridad eclesiástica fue alusivo a la cita que la comunidad cristiana celebra a lo largo de todo el año, uno de cuyos hitos ha sido la vista del Sumo Pontífice a Tierra Santa.
Esta es la primera de las excursiones que, con idéntico objetivo, realizarán los diversos centros concertados de las Pitiüses. En total serán cinco los colegios que repitan la experiencia, siempre con alumnos de Enseñanza Secundaria que, según apuntaba uno de los organizadores, «tal vez sean los que mejor puedan comprender la significación del evento».
Devotos y algún que otro turista despistado contemplaron la escena que tuvo como protagonista de excepción una historia de creencias que tiene en las fechas del calendario uno de sus símbolos más evidentes.