Un hombre soltero y un ama de casa, el primero de Cantabria y la segunda de Eivissa, van al supermercado un sábado por la mañana. La lista es de 17 productos de alimentación de las mismas marcas o de igual clase. Él paga 7.063 pesetas en caja, la mujer 10.844. 3.781 pesetas de diferencia. No hay ningún error en el cálculo y los dos establecimientos pertenecen a la misma cadena. La diferencia es simplemente el lugar donde se realizan las compras.
Comparando los precios, uno a uno, se demuestra que sólo dos de los 17 artículos de la muestra son más baratos en Cantabria que en Eivissa. El pescado fresco y la carne se sitúan, con diferencia, a la cabeza de la desproporción en los costes. Un kilo de redondo de ternera cuesta 1.695 pesetas en Cantabria y 2.300 en Eivissa, 605 pesetas de diferencia, mientras que un kilo de lenguado cuesta unas 1.295 pesetas en Cantabria y 3.890 en Eivissa, la friolera de 2.595 pesetas de diferencia entre ambas.
El resto de productos no se queda atrás. Una barra de pan cuesta 59 pesetas en Cantabria y 75 en Eivissa; una caja de cereales de la misma marca, 265 frente a 295; un paquete de spaghetti, 89 frente 109, un pack de tres latas de atún, 175 pesetas frente a 245; 200 gramos de jamón cocido, 250 pesetas en contraste con las 338 pesetas que cuesta en Eivissa; un kilo de manzanas «Grant Smith», 199 pesetas en Cantabria y 348 en Eivissa.
Una lechuga «Iceberg», 69 pesetas en la primera y 140 en la segunda; una botella de aceite de la misma marca y graduación, 439 pesetas frente a 479 pesetas; una tableta de chocolate, 105 pesetas en contraste con las 135 de Eivissa. Los dos únicos productos más baratos resultaron ser el kilo de pollo y un paquete de café, 16 y 44 pesetas de diferencia respectivamente.