Versos del poeta Miguel Hernández, aquellos de su «Elegía a la muerte de Ramón Sijé» que hablan de «tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento», se escucharon ayer en el último adiós al dramaturgo Antonio Buero Vallejo, enterrado en las cercanías de Madrid. Mariano de Paco, catedrático de la Universidad de Murcia, gran amigo y especialista en la obra de Buero Vallejo, leyó ante su tumba los versos de Miguel Hernández, compañero de celda y condena del autor de «Historia de una escalera» en los días posteriores a la guerra civil española.
Pero la palabra de Buero Vallejo, fallecido a los 83 años de edad en la madrugada del sábado, estuvo también presente en su despedida. El autor Ignacio Amestoy leyó, ante el féretro, un fragmento de «En la ardiente oscuridad», una de las obras que han convertido al dramaturgo y académico de La Lengua en uno de los nombres clave en el teatro español de la segunda mitad del siglo veinte. Un fragmento que habla de «ver hacia la luz».
A las once y cuarto de la mañana, bajo un cielo cubierto de nubes y con las cumbres de Guadarrama en el horizonte, el féretro con los resto mortales de Antonio Buero Vallejo recibieron sepultura en el cementerio de La Paz, próximo a la localidad de Tres Cantos, a veinte kilómetros al norte de Madrid.