Para un hotel que debe comprar centenares de plantas y flores cada año para ornamentar sus instalaciones resulta mucho más barato comprar estos elementos a los vendedores ambulantes que llegan de la península con las camionetas repletas, pero sin haber pagado ninguno de los impuestos pertinentes. Para las floristerías y viveros que trabajan en las Pitiüses es una «sangría», según señaló ayer el presidente de la agrupación de este sector empresarial, Bartomeu Escadell. Acabar con el intrusismo que sufren estos establecimientos es una de las prioridades de las diferentes administraciones pitiusas que se comprometieron ayer, durante una reunión mantenida con la Asociación de Floristerías y Viveros de la Pimeef, a potenciar la coordinación tanto a nivel político como policial, para que los controles sean efectivos además de incrementar las sanciones para estos delitos.
El sector incidió en que la campaña «debe ser constante, seria, dura y eficaz», ya que «se conocen los puntos de venta ilegal e incluso los lugares de llegada de este tipo de mercancías». Entre los presentes en la reunión estaban el conseller d'Agricultura, Vicent Tur; el conseller de Comerç, Santiago Ferrer; Cristina Ferrer y José Juan Ferrer, como representantes de los ayuntamientos de Eivissa y Sant Antoni, respectivamente; dos cargos de la Guardia Civil, además de la junta directiva de la asociación afectada.