Vara de Rey conformaba ayer su espacio a partir de las palabras y lo hacía con un único significado: la reivindicación de un espacio en el que también la lengua es común. La IV Trobada de Escoles reunió ayer en el céntrico paseo a un buen número de autoridades -el Presidente del Govern, Francesc Antich; el delegado de Educació, Antoni Marí o el regidor de Turisme, Maurici Cuesta, entre otros- de espectadores y participantes.
Un pasacalles del conjunto de animación Foc i Fum abrió este encuentro diseñado por la Federació d'Associacions de Pares i Mares d'Alumnes d'Eivissa; l'Instut d'Estudis Eivissencs y la Associació Pitiüsa per a la Renovació Pedagògica que se prolongó desde las cinco de la tarde hasta la medianoche con las actuaciones musicales de «Digue'm Moro... I Afarta'm» y «Falsterbo Marí». Arte, gastronomía y artesanía pitiusa se reunieron en un lugar donde los contrastes eran una fórmula más de aprendizaje: juegos e instrumentos tradicionales junto a música moderna; talleres de manualidades acompañados de experiencias tecnológicas confeccionadas por estudiantes y, sobre todo, una aspiración antigua («Junts per la llengua») en las actitudes más espontáneas, las de los niños, conformaron un repertorio a medio camino entre el apartado lúdico y la reivindicación.
El stand dedicado exclusivamente a la vida y obra de Marià Villangómez constituyó una de las novedades principales con respecto a las tres ediciones anteriores, aprovechando la celebración del año del poeta a nivel institucional. Cerca de 300 personas colaboraron para que la velada se desarrollara sin incidentes y bajo al impresión de «una recuperación lenta de la lengua catalana», según comentaban sus organizadores. El objetivo, diversión y expresión, dio la impresión de ser superada con creces.