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Ana y Gabriel, más que amigos

La pareja fue sorprendida días atrás en sa Dragonera

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Hoy, y en días sucesivos, se va a hablar en todas las peluquerías de este país del acompañante que se ha echado Ana Obregón, y que descubrimos días atrás en los alrededores del islote de sa Dragonera, aquella mañana calurosa en que ambos, en el barco... pues la verdad que no sabemos de quién es "seguramente de él, o alquilado", navegaron hasta el islote de Andratx, donde pasaron gran parte del día. En ocasiones en cubierta, en ocasiones bañándose, en ocasiones él buceando, en ocasiones arrumacándose, pensando que estaba solos... Porque ¡ah, si hubieran mirado un poco más hacia arriba...!

El señor acompañante de Ana, a simple vista más joven que ella, es soltero, cirujano oculista de gran renombre y muy conocido entre la alta sociedad, además de excelente persona que hasta la fecha ha vivido en la mayor discreción y tranquilidad, pero que me temo que a partir de ahora no le va a ser posible seguir con sus hábitos, pues se ha levantado la veda y ha sonado el pistoletazo de salida. Así que va a suceder lo de siempre en estos casos: guardia permanente en la puerta de Ana y del despacho del oftalmólogo; carreras tras sus salidas a cenar o a pasear; apelotonamientos frente a ambos cuando aparezcan o se dejen ver, y mucho más si es con niño.

En fin, que el hombre se acaba de meter en la senda del sobresalto continuo. Que no le pase nada, doctor. ¡Hombre!, qué duda cabe que hay una salida: decir que son sólo amigos y que lo de haberlos pillado en barca fue porque estaban dándose un inocente paseo, coincidiendo con que él había iniciado las vacaciones en Palma, o que se había venido a la Isla para realizar un trabajo. Eso podría ser el mejor paraguas para cubrirse del insoportable devenir que les espera.

Para más señas, las fotos fueron tomadas la semana pasada, el día de la Mare de Déu d'Agost. Ambos salieron de un pantalán del Club de Mar, donde parece que habían quedado citados. Una vez a bordo, sin prisas, pusieron rumbo hasta sa Dragonera, donde pasaron casi todo el día. A la mañana siguiente el doctor abandonaba Mallorca, y Ana y su familia, en el barco de ésta, viajaron a Eivissa, por cuya Marina de Botafoc pasearon el palmito.

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