Bajo el título de «Impacto emocional de la enfermedad de Alzheimer», la psicóloga Silvia Viel recorrió ayer en el Consell los sentimientos de las personas que se encargan de cuidar a los que presentan este mal degenerativo. Para la facultativa, el principal problema con el que se encuentra una familia que sufre la enfermedad de cerca no es la pérdida de memoria del paciente, sino la manifestación de síntomas psiquiátricos y de trastornos conductales.
«Es muy difícil asumir el cambio radical de conducta que sufren los enfermos. Sus familiares ven que por su físico es la misma persona, pero no por su conducta. Y así es muy difícil cuidar a un afectado», señaló la psicóloga. Por ello se recurre siempre a la ayuda médica.
Los trastornos que causan un mayor impacto emocional son, entre otros, el cambio de personalidad del paciente, la agresividad que puede manifestar o la manera de reaccionar ante situaciones del día a día, como no dormir o gritar por motivos nimios.
El Alzheimer reúne en el enfermo dos de los miedos universales del ser humano: el miedo a perder la razón y el miedo a la muerte. «Perder el gobierno de los actos es muy doloroso y siempre es la antesala de la muerte», apuntó Silvia Viel, que propone una técnica para evitar el sufrimiento emocional de los cuidadores resumida en tres estrategias de actuación: modular, modificar y evadir el dolor para conseguir aceptar la situación.