La Escola d'Adults de Sant Joan se estrenó ayer por la tarde con un mes de retraso en el hogar de mayores de Sant Miquel. El taller de macramé inauguró el programa de cursos previstos, que se completará con el de dibujo y cerámica. El único requisito que tuvieron que cumplir las alumnas apuntadas se resumió en que tenían que acudir con dos utensilios: hilo y tijeras. Además, era necesario un soporte para colgar el hilo. El recurso empleado por la mayoría fue un palo de escoba. A partir de aquí, sólo quedaba atender a las explicaciones de la profesora, Cristina Quirós.
Según explica la encargada de impartir las lecciones, «la mayor dificultad que ofrece el macramé reside en la paciencia que la alumna sea capaz de tener y en la capacidad que presente para coger la alternancia de izquierda a derecha que necesitan los hilos». Es la primera vez que se celebra un taller como este en Sant Miquel. La técnica del macramé permite fabricar alfombras, cortinas, forros para lámparas y lo que la imaginación de la persona que realiza las piezas quiera.
Ningún hombre se ha atrevido a participar en el curso. Como explica Cristina Quirós, el motivo reside en que «el macramé es una labor artesana tradicional a la cual siempre se ha dedicado la mujer, como en la mayoría de las producciones del sector textil. Aunque en otros lugares he impartido clases a varones». Hasta mayo las alumnas en principio harán dos piezas. Pero antes tendrán que haber demostrado que han aprendido bien la técnica presentando una muestra. Después, el tema de la pieza que hagan es libre, no es necesario que sigan unas instrucciones. La creatividad de cada una fabricará un producto diferente.
Aunque, como señala la profesora, «también dependerá de la destreza de cada alumna, es de imaginar que no todas trabajarán al mismo ritmo». Un curso que requiere mucha maña.