«Siempre tenemos poco margen de maniobra». El alcalde de Sant Antoni, Antoni Marí Marí Carraca, es consciente que con los cuatrocientos millones de presupuesto que tiene la Corporación se pueden dar pocas alegrías contables. Y este año, menos que nunca. En el equipo de Gobierno están acostumbrados a hacer encajes de bolillos con un dinero que no rebosa, precisamente, de las arcas municipales. Anualmente, sólo pueden destinar en torno a los 50 millones de pesetas a inversiones: «Cualquier imprevisto distorsiona los presupuestos», explica Marí.
La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Baleares condenando al Consistorio a pagar más de 40 millones por rescindir ilegalmente el contrato de construcción de la depuradora de Portinatx es uno de esos imprevistos. Otro lo fue, el año pasado, la adquisición del solar para la construcción del instituto en Sant Llorenç, cuya compra pasó de los dos millones de pesetas inicialmente previstos a 22 millones. La solución a ese problema: el endeudamiento.
El siguiente paso que debe dar el municipio para que ese centro sea una realidad es la dotación de servicios a los terrenos. Como el coste puede ser excesivo para el Ayuntamiento (entre 30 y 40 millones de pesetas), el equipo de Gobierno ha decidido dividir el proyecto en dos fases: para el año 2001 se invertirá en los accesos y aparcamientos, que, según el alcalde, son elementos básicos para que se pueda comenzar a construir el instituto; en el año 2002 se concluirán las infraestructuras, como el alcantarillado, que, según explica Antoni Marí, «se pueden hacer paralelamente a la construcción del edificio».
En el Ayuntamiento de Sant Joan también se baraja la posibilidad de que esas obras no se puedan realizar en dos fases, en cuyo caso la única solución sería, de nuevo, el endeudamiento.