El fútbol es capaz de movilizar a cualquier colectivo. Los presos del Centro Penitenciario de Eivissa lo hicieron ayer por la tarde. Era un ocasión extraordinaria. Los componentes del equipo de la prisión se iban a enfrentar al CE Eivissa en un partido cuyo máximo interés no radicaba en el resultado final del mismo, sino en la oportunidad que tendrían los internos de jugar frente a uno de los dos conjuntos que representan a Eivissa en en el grupo de Balears de la Tercer División del fútbol español.
A las cinco de la tarde el patio del centro presentaba un ambiente diferente al que ofrece la rutina. Un horario de toros para un enfrentamiento futbolístico especial. Hacía dos años que los internos no disputaban un encuentro con miembros de la sociedad que por un espacio de tiempo ellos han dejado de lado. Tenían muchas ganas de jugar. Los seis afortunados "presos de entre 22 y 25 años que normalmente practican este deporte en la cárcel" se incentivaban los unos a los otros antes de comenzar el encuentro.
Por su parte, los cinco componentes del CE Eivissa que acudieron a la cita "José Luis Palacios, Oliver Torres, José Antonio Capote, Eduardo Arduña y el capitán, Julián Marcos" junto con su entrenador, Tolo Darder, miraban con ojos de curiosidad el escenario en el que tendrían que jugar. Dos de los arcos del patio del centro penitenciario servirían de improvisadas porterías. A media altura una barra y una cuerda verde ejercieron de largueros. Sólo faltaba el árbitro. Un monitor de la cárcel tomó esa responsabilidad.
Otra nota a destacar se centró en la exquisita deportividad con la que actuaron tanto los presos como los jugadores del Eivissa. En ningún momento existió el enfrentamiento y, al terminar el choque, los componentes de los dos equipos se fundieron en un abrazo al que siguió un sincero apretón de manos. Los internos también pudieron poner un prólogo feliz a la Navidad que se acerca.