La cocina es algo más que una de las partes que componen una casa. Por lo menos en Sant Antoni, donde un grupo de jóvenes entorno a los 17 años la usan para aprender a elaborar menús variados para cada día de la semana. Junto con el taller de chapa y pintura, este curso de ayudantes de cocina forma parte de la iniciativa creada por el Ayuntamiento para incentivar a los chicos que no desean continuar con los estudios a que se impliquen con el desempeño de alguna tarea profesional. En mayo pondrán a prueba los conocimientos adquiridos en alguna empresa vinculada al sector hostelero.
Judías, filetes con guarnición y flan. Este es el menú que los alumnos encuadrados en el proyecto de garantía social del Consistorio de Sant Antoni elaboraron ayer bajo la batuta de su profesor, Jesús Àngel Obregón, segundo jefe de cocina en un hotel de la isla. «Aquí nadie conocía nada sobre cocina y cuando concluyan estarán preparados para ser ayudantes en la próxima temporada turística», explica el maestro.
Los alumnos aprendieron en clases previas las nociones básicas a tener en cuenta antes de ponerse manos a la obra. «Era necesario que todos conocieran el funcionamiento de la maquinaria, el lenguaje propio de los cocineros, las herramientas de trabajo y las propiedades de cada alimento. Sólo así se puede garantizar después un desarrollo correcto de los pasos seguidos para la elaboración del menú», señala Jesús Àngel Obregón.
Dentro de poco el grupo iniciará una serie de visitas a diferentes complejos hoteleros de Eivissa para darse a conocer y para comprobar in situ cómo trabajan sus cocineros. El profesor además quiere incentivar el esfuerzo de sus alumnos a través de un concurso que coincidirá con el final del seminario. Los cursillistas tendrán que componer un plato con lomo de cerdo y tres guarniciones a partir de los conocimientos adquiridos. Interés no les falta. Habrá que esperar para conocer quiénes son los que triunfan en un futuro como cocineros.