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«Sa Nostra» inauguró ayer en Eivissa la exposición «Mobilitat sostenible»

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Jean Paul Sartre escribió: «El infierno no son los otros. El infierno son los otros en sus coches delante de tí». Esta es una de las citas que están incluidas en la exposición «Mobilitat sostenible», una iniciativa de «Sa Nostra» y la Conselleria de Medi Ambient del Govern balear, que se presentó ayer por primera vez en Balears en la Sala de Cultura que la entidad financiera posee en Eivissa y a cuya inauguración asistió la consellera de Medi Ambient del Consell Insular, Fanny Tur.

Esta muestra, comisariada por Xesca Crespí y Miquel Àngel Ballester, pretende crear una toma de conciencia entre los ciudadanos y las instituciones para encontrar soluciones a los problemas que, en la actualidad, causan los diversos medios de transportes en las ciudades y en el medio ambiente. «Hay que comprender que estos problemas, como por ejemplo la emisión de gases -señalaron los comisarios-, tienen consecuencias globales y locales porque potencian el efecto invernadero y, en el plano más personal, los accidentes de tráfico».

«Mobilitat sostenible» recorrerá todas las Islas, prosiguiendo, tras la etapa ibicenca, por Formentera. La exposición está dividida en cinco bloques generales, explicados a través de 25 paneles, así como maquetas y unos cómics cuyo objetivo es hacer más accesible la información. Además, los organizadores han editado un pequeño desplegable en el que apuntan las posibles soluciones que cada persona puede probar para hacer más habitables las ciudades y colaborar en la conservación de la naturaleza. Igualmente, se han publicado una serie de cuadernos didácticos destinados a la enseñanza secundaria y un periódico en el que se incluyen diversos datos relacionados con el tema.

«Los pequeños cambios son poderosos», señaló ayer Ballester en referencia a la posibilidad de cada ciudadano de participar en la búsqueda de soluciones para un problema cada vez más grave. En una de las maquetas se señala, por ejemplo, que el vuelo de un avión comercial entre Los Angeles y Tokio genera 260 toneladas de CO2. «No es una exposición típica -apuntó Crespí-. No finaliza en un punto sino que es una puerta abierta a la reflexión, tanto individual como institucional».

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