Ayuntamientos y asociaciones de taxistas están «apercibidos», advirtió ayer el conseller insular de Transports, Santiago Ferrer: la temporada que se avecina es la «prueba de fuego» para el sector. En caso de que se reproduzcan los problemas padecidos por residentes y turistas durante los últimos veranos habrá cambios importantes en 2002: por ejemplo, se baraja la posibilidad de ampliar el número de licencias existentes, algo que irrita en el sector. Ferrer lanzó ayer estas advertencias tras reunirse con los concejales responsables del área de Transporte de los ayuntamientos de Sant Josep, Sant Antoni y Eivissa: «No se abrirán nuevos periodos de espera. Tengo clarísimo que el servicio no se mejorará únicamente otorgando más licencias, pero nos veremos obligados a darlas si este verano no funciona», manifestó.
El conseller confía en que las medidas que preparan los consistorios sean suficientes para evitar un verano conflictivo como el del año pasado. Una de las soluciones más llamativas es la que adoptará el Ayuntamiento de Eivissa: el servicio de radiotaxi será obligatorio. La Policía Local lo controlará «directamente» y aquellos taxistas que no atiendan los servicios para los que sean requeridos serán sancionados. El Consistorio de Eivissa prepara otras medidas, como el cambio de ubicación de algunas paradas, que actualmente no resultan rentables ni cómodas para los conductores.
Sant Josep también aportará su grano de arena en la mejora del servicio. El Consistorio se ha comprometido a otorgar durante 2001 las seis licencias de taxi que aún tiene vacantes. Además, creará una parada en la localidad. Para el conjunto de los municipios y con la intención de evitar engaños a turistas y residentes, se editarán dípticos en los que se informará de las tarifas.
Al menos dos horas de servicio diurno
El conseller de Transports, Santiago Ferrer, anunció ayer que cada
propietario de una licencia de taxi tendrá la obligación de ofrecer
servicio al menos un par de horas durante el día. Con este cambio
en los reglamentos se intenta impedir que los taxistas trabajen
exclusivamente por las noches, que es cuando hacen negocio, dejando
desasistidas las zonas urbanas durante las horas diurnas, como ha
ocurrido los últimos años.